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El último Viernes Santo con el anda de don Virgilio Castillo

Por: Edwin García.

El viernes santo de 2015 traería un acontecimiento importante, sería el último en el que se utilizaria el anda hecha por don Virgilio Castillo y estrenada en 1978, conocida por algunos como «la de parras» o simplemente como «la de don Virgilio «, un mueble que durante 37 años sirvió como el trono desde donde el Señor sepultado impartió su bendición y que tenía la característica de tener el brazo penitencial que durante más de 15 años le dio la oportunidad de llevar al Señor a 34 cargadores por turno.

A modo de despedida ese año le fueron colocadas sus esquineras originales, los famosos querubines o cariñosamente llamados «los cachetones «.

Basados en el evangelio de San Mateo se represento el sermón de la montaña. Al frente del anda se podía ver una representación del monte de las Bienaventuranzas , de una roca brotaba agua viva que clama la sed del rebaño que sube a ver a Cristo Salvador.

En lo más alto del monte sobre un altar descansaba la urna en donde reposaba el Cristo del amor estrenando túnica verde musgo. En la parte posterior una escena que representaba el sueño de Isaías.

La alegoría del anda de la Santísima Virgen de Dolores, fue tomada de la basé bíblica de San Mateo: “Dichosos los que lloran porque serán consolados. Para su comprensión al frente y sobre una colina rocosa, fue colocado un letrero simulando piedra con el mensaje, posteriormente se encontraba una mujer que lloraba sobre una cruz acompañada por ángel niño, los instrumentos de la pasión complementan la escena.

En la parte más alta del monte y sobre un pedestal de estilo romano, fue colocada Nuestra Señora, que al pie de la cruz que nos recuerda la obra de la redención. Ella es el consuelo de los afligidos y de los que lloran, la que participa del cumplimiento de la misión de su Hijo, la que trae paz y serenidad a los corazones. En la parte posterior, una escena que alienta al cristiano, representado por el legado de la tradición de la iglesia por medio de escritos, y devocionarios como el rezo eficaz del Santo Rosario para recibir la paz en momentos de aflicción. 

Tanto la Virgen como sus acompañantes fueron presentados con mucha propiedad. En el caso de los últimos destacó su sobriedad, elegancia y luctuosidad, especialmente de la penitente.

La imagen de la Soledad vistió el ajuar de Consagración que no se veía desde hace algunos años, las bandas originales fueron sustituidas por un cíngulo de hilos de oro, arreglada con una elegante puntilla metálica nueva, que le aportaba un brillo extraordinario al entorno del rostro.

La forma de medio punto y de sus remates y la colocación simétrica crearon un efecto de alargamiento del rostro.

Fotografías de Carmen González, Mario Cruz, Mario Noriega, Luis Ortega, Marco Pinillos, Eddy García, Rony García y Federico de la Riva.