Los guatemaltecos hemos recibido hoy la noticia de la designación de nuestra Semana Santa como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, reconocimiento que nos llena de orgullo, pero ¿qué significa y qué conlleva esta designación?
Por: Edwin García, colaborador para Cucurucho en Guatemala
Evidentemente traerá muchas ventajas desde el punto de vista turístico y económico, de por si las celebraciones de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor son las actividades que más turismo trae al país, pero no olvidemos que la esencia de las mismas son la religiosidad y la autenticidad de las mismas.
La UNESCO define en uno de los artículos sobre patrimonio cultural que cada una de las partes reconoce la obligación de identificar, proteger, conservar, rehabilitar y transmitir a las generaciones futuras el patrimonio cultural y natural situado en su territorio.
La gran tarea de Guatemala por el resguardo y cuidado de la Semana Santa
En otro artículo indica que el estado– en nuestro caso el guatemalteco- debe adoptar una política general encaminada a atribuir al patrimonio una función en la vida colectiva y a integrar la protección de dicho patrimonio.
Continúa diciendo que se deben adoptar las medidas jurídicas, científicas, técnicas, administrativas y financieras adecuadas para identificar, proteger, conservar, revalorizar y rehabilitar ese patrimonio.
Como vemos, esto implica un compromiso de país para lograr mantener el estatus de patrimonio que hoy recibe.
La Semana Santa en Guatemala va prácticamente de la mano con la conquista de nuestro territorio por los españoles, desde mediados del siglo XVI y hasta nuestros días se vienen desarrollando las actividades relacionadas con ella siendo las procesiones las más representativas.
En el inicio fue el ayuntamiento el que prácticamente coordinaba y patrocinaba las funciones de Semana Santa, con la llegada de la época independiente se desliga para dar paso a los fieles quienes se organizaron en cofradías y hermandades desarrollando cada una sus funciones, con el tiempo fueron creciendo en todo sentido llegando a ser lo que hoy es reconocido.
Para nadie es un secreto que la dirección de las cofradías, asociaciones y hermandades dio un giro en los últimos años, los miembros de las mismas pasaron de ser organizadores a solamente formar parte de un grupo “directriz” que avala las decisiones de los sacerdotes son los que hoy ocupan la figura de Presidente o encargado relegando su papel de asesor o guía espiritual por el de quien decide absolutamente todo el giro y actividades de las asociaciones todo al amparo de las autoridades eclesiásticas.
¿Viendo los enunciados de la UNESCO, traerá cambios a la estructura de las hermandades? ¿Tendrán que someterse a algún ordenamiento jurídico? ¿Estarán sujetos a la fiscalización por parte del estado? ¿Intervendrá el estado en tratar de arreglar el desorden organizacional cuando el caso lo amerite?
En fin, es una satisfacción grande para nosotros los cucuruchos pero el compromiso es igual o mayor tomando en cuenta que seguramente costo conseguir el reconocimiento, pero más costara mantenerlo pues, así como se nos dio, así lo pueden retirar si no se cumple con los compromisos que a partir de hoy se deben cumplir.