Una de los actos piadosos en Guatemala ha sido el de «consagrar» una imagen de pasión, Nazarenos, Dolorosas, Sepultados y así se fue dando con el tiempo este rito, que incluso en el catolicisimo se daba únicamente a Templos y personas; pero ¿cómo es esto de la consagración de Jesús Nazareno de la Merced? ¿A quién se le ocurrió semejante idea?.
Te compartimos una interesante investigación del licenciado Juan Alberto Sandoval que da a conocer la persona que propuso esta «iniciativa» de bendecir la imagen que tenía tan sólo unos años de haber sido puesto a veneración luego de que las manos de Mateo de Zúñiga lo burilara.
Juan Antonio Colomo, promotor de la Consagración de Jesús Nazareno de la Merced.
La imagen de Jesús nazareno de la Merced es, sin duda alguna, sinónimo de la semana santa guatemalteca, baluarte del arte barroco en el campo de la escultura en nuestro país y de la organización de cofradías penitenciales desde mediados del siglo XVII, temporalidad de la que procede, durante el período de cultura hispánica en Guatemala hasta su extinción a finales del siglo XIX por orden del supremo gobierno liberal de Justo Rufino Barrios.
Trascendiendo su culto al siglo XX, centuria en la que se reorganiza la actividad cultual intra y extra muros, particularmente la relacionada con la celebración de la cuaresma y semana santa en Guatemala, sobreviviendo a las disposiciones gubernamentales liberales anticlericales, traspasando un nuevo siglo y milenio de la cristiandad alcanzando en el presente año 2020 en pleno siglo XXI sus 366 años de existencia y sus 304 años de consagración el 5 de agosto, acontecimiento que finalmente logra un espacio en la sociedad novoguatemalense, que lo venera en la actualidad.
Pero ¿Quién fue el promotor de dicha consagración? Al respecto Don Miguel Alfredo Álvarez Arévalo, uno de los historiadores más importantes de Jesús Nazareno de la Merced, nos ilustra sobre algunos de sus antecedentes, siendo el más importante la existencia de una cofradía de Jesús nazareno del templo de la merced.
Afirmando el historiador que no necesariamente se trata de un Jesús con la cruz a cuestas, lo cual es discutible, entidad que fue fundada en el año de 1582, misma que aglutinaba cofrades laicos posiblemente de ambos sexos y que era administrada por los frailes mercedarios propietarios de la imagen patronal de la dicha cofradía.
Esta entidad que funcionó prácticamente a finales del siglo XVI, tempranamente y habiendo transcurrido medio siglo desde la fundación de la ciudad de Santiago de Guatemala que aún se organizaba como capital del reino en esa temporalidad durante su tercer asiento en el valle del Panchoy, contó entre su acervo con una imagen propia de Jesús posiblemente con la cruz a cuestas, contradiciendo a nuestro maestro en Historia, de la cual lamentablemente no se conservan datos sobre su apariencia, dimensiones y paradero final.
Por causas que se desconocen la imagen fue retirada por los frailes mercedarios del uso y dominio de la cofradía, desconociéndose las causas que motivaron esta actitud por parte de los religiosos propietarios, siendo factible especular pensando en un conflicto posiblemente de índole organizacional o económico. Especular al abordar la Historia, es factible, se llama hipótesis o planteamiento hipotético.
Esta situación coyuntural en la Historia de la cofradía que no ha sido abordada desde esta perspectiva de análisis, salvo ciertas posturas panegiristas, motivó la reorganización y posiblemente la creación o estructuración de lo que resulta prácticamente en una nueva cofradía, al ser necesario contar con ordenanzas quizá reformadas, así como la hechura de una nueva imagen patronal, que surge como resultado del conflicto que pudo tener varias naturalezas como se indicó, si es que lo hubo, entre religiosos mercedarios y fieles allegados del barrio de la merced afiliados a la cofradía: La imagen de Jesús nazareno consagrada hace 302 años.
Los datos sobre el origen de la nueva y definitiva imagen quedan registrados en el libro primero de aumentos de la cofradía, documento que se conserva en el archivo histórico de la Orden de la Merced con sede en La Antigua Guatemala.
Posiblemente 61 ó 62 años después de la creación de la escultura y con ocasión de la proximidad de la ceremonia de bendición extraordinaria por medio del rito de consagración en acto efectuado posiblemente en horario matutino el 5 de agosto de 1717, anotados en el libro de aumentos posiblemente por la mano del mismo Sr. Colomo, a quien debe atribuírsele el mérito por la gestión para lograr la bendición y consagración.
Quedando expresado su papel fundamental en este suceso, en el sermón de la misa de consagración a cargo de Fray Antonio de Loyola, regente de los estudios del convento de nuestra señora de las mercedes y examinador sinodal del aún obispado de Guatemala, quien lo pronunció, en el cual el religioso expresó:
“…descubrió tierra Cristóbal Colón, pero descubre esta imagen del cielo a Juan Colomo, descubrió cerros y montes a aquel caballero, también ilustre, el tesoro que ha de servirnos para conquistar el cielo. Recompensa pide una acción semejante, hoy empieza la recompensa de mi religión sagrada y aquel que ya comenzó a pasar por donde empezó a recibir según la mejor sentencia OUI GRACE BENEDICTUM ACAPIT ”. ¿Qué pudo merecer para el Sr. Colomo ser mencionado en la oratoria del Padre de Loyola?
Volviendo a la anotación al margen que se lee en el libro de aumentos, refiere que al año 1654 los cofrades mayordomos Juan Manuel Vásquez Montiel y Nicolás Pérez de Santa María hacen el encargo de la escultura, indica que el nombre del obispo reinante al que se pidió permiso en ese año para la hechura de la nueva imagen y que lo concedió fue Fray Payo Enríquez de Rivera.
Informa que el valor del trabajo fue de 65 pesos que se pagaron al maestro (Mateo de) Zúñiga que entregó en blanco (referido este término a la talla y al ensamble de la escultura a pesar de ser estos dos oficios agremiados distintos en la división técnica del trabajo para la hechura de una escultura religiosa en el siglo XVII), encarnó (pintó) Joseph de la Cerda, y la fecha en que se puso a veneración siendo ésta según la inscripción del amanuense, el 27 de marzo de 1655 autorizada por el comendador de la orden mercedaria Fray Domingo de Izaguirre.
Al detenernos en el dato sobre la autorización solicitada al Sr. Obispo Fray Payo Enríquez de Rivera, para la hechura de la imagen a quien el escritor de la anotación en el libro refiere como Obispo de la diócesis de Santiago de Guatemala, sin serlo por lo menos en ese año, encontramos que el religioso mencionado no gobierna la iglesia de Guatemala en 1654.
Lo hará hasta 1659 cuatro años después de la fecha consignada lo que nos permite estimar que lo actuado al agregar información al libro de aumentos, fue de la autoría de una persona que no fue testigo de vista de los hechos y que pudo haber nacido incluso y aún, después de la fecha de entrega y puesta a veneración de la imagen, encajando perfectamente en este caso asignar la responsabilidad y la hechura de la anotación al Sr. Juan Colomo, quien seguramente actúa de esta forma a pesar de los errores advertidos, de buena intención, para dejar testimonio a eterna memoria.
A nuestra forma de ver las cosas, hipotéticamente, el Sr. Colomo al tomar posesión de su importante cargo en la cofradía (el más importante) pudo haber finalizado el supuesto conflicto que pudo haber o no, entre la Orden mercedaria y los integrantes de la cofradía de Jesús nazareno a mediados del siglo pasado, dejando constancia y haciendo pública la conciliación y reconciliación, al promover la ceremonia de bendición extraordinaria y consagración que queda consignada como la bendición que recibe la imagen de la forma en que debió haber sido 62 años atrás, según expresa en su sermón Fray Antonio de Loyola, en el extracto siguiente:
“…por estos bienes que de esta sagrada imagen se esperan, y para este fin, decía yo también que la consagró nuestro ilustrísimo príncipe, estaba bendita ya, cuanto tiempo haría, y siendo esta consagración, bien mirado, otra bendición, aunque más solemne, no podía dejar fuera a cualquiera que otra vez se bendiga, se bendijo y se vuelve a bendecir cuando se consagra…”
Otro aspecto que nos permite evidenciar un proceso de reconciliación en 1717, si es que hubo alguna discordia o malentendido, es la presencia de miembros prominentes de la Orden de Santo Domingo que participan directamente en las ceremonias, siendo testigos de los hechos, junto al Sr. Obispo Fray Juan Bautista Álvarez de Toledo, la audiencia de Guatemala, cabildo eclesiástico, el ayuntamiento y los fieles.
De igual forma, el prestigio del que gozará en adelante la cofradía y su principal funcionario, además rico comerciante y personaje influyente en la sociedad santiaguina del siglo XVIII, acerca a los señores capitulares quienes protagonizarán poco tiempo después otro capítulo memorable en la Historia devocional de la consagración de Jesús de la Merced, al jurarlo patrón patrón de la ciudad contra temblores y asistir en pleno a reseñar tal nombramiento de forma anual.
Jesús de la merced, cuya presencia permanece en la vida de la ciudad de Guatemala, de su cultura y la sociedad que lo produce y que ahora busca y consigue estar vigente entre las nuevas generaciones de guatemaltecos que celebraremos este 304 aniversario de la consagración de Jesús Nazareno de la Merced 1717-2021.
Juan Alberto Sandoval Aldana
Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala.