Definitivamente la procesión del Calvario 2022 marcó un precedente, contraste o no, aquí te dejamos una interesante reflexión.
A lo largo de su historia, la Hermandad Cruzados de Cristo ha marcado momentos fundamentales que impactaron no sólo a su institución, sino a toda la Semana Santa guatemalteca.
Desde su reorganización institucional y estética a partir de 1,950, la peregrinación a La Antigua Guatemala en 1968, la primera consagración doble de 1,989 y la ampliación de su mueble a un tamaño de grandes dimensiones de 1,992, en el pasado Viernes Santo 15 de abril se escribió una nueva página, en el contexto de un mundo cambiante, que demanda nuevas formas que hagan posible la pervivencia de la tradición.
Y fue así, que el pasado 28 de febrero, el Presbítero Manuel Chilín anunció el recorrido extraordinario de la procesión del Santo Entierro del Calvario por el sector sur de la ciudad, de forma específica por las zona 4, 9 y 10, motivado en primer lugar, por la necesidad de realizarla en lugares amplios y con mayor circulación de aire, como parte de una serie de medidas preventivas de propagación del Covid-19.
La noticia fue recibida entre el entusiasmo de la mayoría y el escepticismo de otros pocos. ¿Constituía dicho cambio un atentado a la tradicionalidad?, ¿ se convertiría la procesión en “show” o burdo espectáculo al transitar en calles utilizadas por desfiles comerciales, manifestaciones y otros eventos similares?. Estos planteamientos antagónicos pero, necesarios en toda sana discusión y análisis, se leían con frecuencia en redes sociales mientras la Hermandad apresuraba sus procesos de inscripción y entrega de turnos.
La ansiada procesión del Calvario 2022:
Llegado el ansiado Viernes Santo, presenciamos la salida del enorme Partenón de 140 brazos y el momento esperado fue el cruce hacia el sur sobre la sexta avenida para dar inicio a una jornada distinta, en la que la devoción al Cristo Yacente y la Reina de la Paz se enmarcaba en nuevas calles, esquinas, amplias alamedas y monumentos históricos.
La puesta en escena de la procesión dialogaba con la arquitectura moderna del siglo XXI de la zona 4, con los monumentos y espacios liberales diseñados por muchos personajes que paradójicamente lucharon y atacaron a la Iglesia Católica en el siglo XIX.
Era una reafirmación de la fe católica que, bajo la bandera de la piedad popular, se erguía de forma heroica y vigente en las nuevas generaciones que en medio de la modernidad, siguen recibiendo el mensaje de la pasión de Cristo y los dolores de su Madre, bajo guatemaltecas maneras.
Miles de personas que difícilmente piensan internarse en las calles del Centro Histórico durante la Semana Mayor se tornaron en un público distinto en esa jornada en la que El Calvario expandió y llevó Semana Santa a otros sectores de la ciudad. La majestad del Cristo Yacente dentro de su urna y sobre un adorno tan extraordinariamente sobrio como su recorrido, recorrían de forma pausada el otrora Boulevard 30 de junio – hoy Avenida Reforma- en un mar de gente, familias, jóvenes y hasta mascotas que se expresaban ante tan vibrante momento.
El comercio popular hizo acto de presencia, fenómeno tan entendible en una sociedad en que la economía informal y condiciones materiales de vida, obligan a vendedores informales a aprovechar cualquier aglomeración humana que les permita agenciarse del sustento diario.
Llegada la noche, la altura de edificios corporativos, comerciales y hoteleros constituían un marco nunca antes visto, brillantemente musicalizado por la banda “La Sacra Armonía” con un repertorio netamente guatemalteco de marchas que marcaron tanto la ida como el retorno.
Indudablemente el momento cumbre de la estación procesional fue el discurrir debajo del coloso de acero galvanizado de la 2da. calle y 7ma. Avenida de la zona 9, bellísimamente iluminado con luz LED morada. Este momento se volvió viral en redes sociales.
El retorno de la procesión “trending topic” de redes sociales en dicho día, se realizó con total normalidad, bajo aplaudidas maniobras de descenso en el Puente de la Penitenciaria y con el acompañamiento de miles de personas en las primeras horas del Sábado Santo.
La Hermandad Cruzados de Cristo puede sentirse satisfecha de haber desarrollado una procesión de Viernes Santo adaptada a la coyuntura del momento, causando el asombro entre miles de personas, muchas de ellas quizás desvinculadas a la Semana Santa pero embebidas en el asombro derivado de presenciar una procesión tan apoteósica. En el contexto actual de la declaratoria de la Semana Santa como patrimonio mundial, el Santo Entierro del Calvario pudo generar en ellas cuando menos asombro, convertido en orgullo de ser guatemaltecos.
Finalmente, la jornada del Viernes Santo demostró que la población urbana guatemalteca es lo suficientemente grande y numerosa para sostener con su presencia, actividades similares desarrolladas tanto en el Centro Histórico como en la nueva propuesta de recorrido hecha por la Parroquia del Calvario.
Y ante la incertidumbre si eventualmente, dado el éxito de la última procesión, la Hermandad Cruzados de Cristo mantendrá el recorrido nuevo o retornará al tradicional de las últimas décadas, lo que sí es cierto es que se evidenció la posibilidad de una Semana Santa alterna, con otros códigos y formas de interpretación en la que El Calvario sería esa procesión, ya no únicamente para un centro histórico sino para toda una ciudad.