La portentosa imagen de Nuestra Señora de la Piedad, obra del escultor Vicente España es una escultura cuyo origen se ubica a finales del Siglo XVIII.
Fue calificada como una “obra de mérito artístico”. José Martí en su obra “Crónica Sociales” destacó: “Virgen de la Piedad en El Calvario renombrado que incita a llorar: también llora ella. Esta fue obra de Vicente España, discípulo que pudo y supo más que su maestro, el buen José Bolaños”.
La gran efigie de la Santísima Virgen que sobre su regazo sostiene el cuerpo exánime de su hijo forma parte del patrimonio escultórico del Templo del Calvario.
En la primera mitad del Siglo XX era conducida sobre andas en la parte inicial del Santo Entierro del Calvario. Personas que presenciaron su discurrir, aseguran que su paso era esperado con gran expectativa pues era acompañada por gran número de personas, quizás mayor aun a las que hacían lo mismo con el Señor Sepultado.
El haber retirado de la procesión a tan magnífica talla fue un gran desacierto, justificado históricamente por alguna de las siguientes dos versiones: primera, la importación del conjunto de pasos de Olot en los que se incluía una representación similar, de gran valor estético sí, pero carente de la alta calidad artística y devoción que la obra de Vicente España poseía ya en El Calvario.
Y segunda versión, el peso desmedido de la talla que dificultaba su traslado en andas. Se sabe que esta imagen era objeto de una suntuosa velación el Viernes de Pascua como octava o cierre de las intensas actividades de la Semana Santa.
Actualmente, La Piedad se encuentra reubicada desde hace pocas semanas en la capilla del Santo Calvario dentro de un amplio escaparate.
Como soñar no cuesta nada, esperamos que en una oportunidad no muy lejana dicha imagen, con todas la medidas de seguridad, sea reintegrada a la procesión del Santo Entierro para restituirle su lugar en la emblemática procesión de la Parroquia de los Remedios.