(Texto original de Kevin Enrique)
Transcurría un Sábado del Consuelo del 2012, la procesión de Jesús del Consuelo se destinaba a retornar a su templo, todo marchaba con gran normalidad, con mi familia estábamos dispuestos a cargar nuestros últimos turnos.
Al llegar a su paso de la 6ta av. Y 8ta. Calle de la zona 1, una pequeña brisa comienza a caer. Inicio mi turno con viraje hacia el portal, pero llegando a la mitad del turno, una fuerte lluvia comienza a caer. Es detenida el anda y se comienza a realizar el cubrimiento de Jesús de la lluvia.
Yo estaba un poco preocupado porque, mi mama tenía el mismo turno que yo y mi hermana le iba a entregar a mi mama, pero las dos estaban enfermas.
Se inicia nuevamente el cortejo y la lluvia sigue más fuerte. Finalmente, termina el turno, beso el anda y me persigno, dándole gracias a Dios por haberme permitido acompañarlo un año más.
Me dirijo corriendo a ver a mi madre y en el camino encuentro a San Juan y Santa María Magdalena, en el piso, cuando están terminando de cubrirlos. Llego a la esquina y mi mama estaba en filas, aunque con frío, pero estaba ahí.
Entonces me dirigí con mi hermana y cuando vi la hermosa chinita en el piso con las luces apagadas. Solo la luz de los faroles del Parque Central iluminaba el anda.
Me dio mucho sentimiento, ya que era la primera vez que los 3 cargábamos bajo la lluvia. Es un gran recuerdo que tengo en mi mente y mi corazón ya que hace dos años había muerto mi abuela y yo sentí su presencia. La verdad fue una Lluvia de Consuelo.
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