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Cuando se enamora un Cucurucho y una Devota Cucurucha

No existe nuestra primera canción… Es la primera marcha.
No existe nuestra primera discoteca… Es nuestro primer recorrido procesional juntos.

Los encuentros no son en cualquier lugar… Son «te espero en la  calle y avenida donde pase la Procesión; yo te busco si pasa Jesús antes».

Es estar pendiente del turno del otro.

Que si uno pone los ‘shucos’, el otro pone las ‘agüitas’ bien frías.

Es disfrutar juntos una Cuaresma y Semana Santa para decir «¿te recuerdas aquella vez que pasó…?»

Cuando un cucurucho y una devota se enamora es ‘tararear’ juntos esa marcha con la que nos conocimos.

Es disfrutar esa salida del Sábado del Consuelo y escuchar la marcha que alegra tu corazón.

Es ver ese domingo de Ramos cómo las personas mayores van debajo de Jesús de las Palmas ayudando a los pequeños que lo llevan en hombros.

Es decirnos… «Nuestro hijo o hija cargará aquí, como nosotros lo hacemos».

Es ir juntos de blanco en el jueves Eucarístico, acompañando a Jesús de Candelaria, acompañarlo juntos en todo su recorrido.

Es hacer las corridas y maratones del Viernes Santo para tratar de ver y tener el recuerdo de cada recorrido.
Es organizar el tiempo de ambos acoplándolo a los horarios y recorridos.

Es esperarle en la esquina siguiente donde termine de cargar y ofrecerle un poco agua, y que te cuente lo especial que fue su Turno.

Ser novios cucuruchos es disfrutar del Domingo de Resurrección juntos celebrando que Dios está vivo y venció a la muerte.

Es esperar de nuevo una Cuaresma y Semana Santa para vivirlo con aquella persona que nos unió en el amor: Nuestro señor Jesucristo.

Inspiración de: Wale Martinez