Anécdota de: Javier.
Mi primer año en filas recoletas (en la procesión grande) con 13 años de edad. Desde las 11am (antiguo horario), un sol increíble que por el parque colón casi desapareció por las nubes, luego lo triste de la lluvia, tormenta.
La procesión ya no pasó frente a Catedral, inteligentemente, ahora lo pienso, se decidió recortar el recorrido. Algunos turnos bajo el agua fueron de media cuadra.
Se modificó el recorrido final, desde la 10 avenida fuimos hasta la 3 avenida sobre la 4 calle. Ingresó a las 21:00, sin una sola luz en las húmedas andas de 110 brazos. Hubo el rumor que ingresarían las andas a Santa Teresa, para resguardarlas de la tormenta, yo digo que hubiera sido imposible lograr que el mueble de 110 brazos cruzara en la puerta de reja de Santa Teresa.
Se notaba el peso por el agua y los cargadores manchados porque se despintó el adorno y papel de china verde que simulaba grama en aquella alegoría, acompañada por marchas de memoria, de la banda del maestro Hernández, especialmente recuerdo la marcha Lágrimas.
Cuando el anda llegó a la rampa, ya solo era una leve brisa, pero el daño estaba hecho. Luego de la más triste granadera, las horquillas del anda se resbalaron en el pórtico del templo por el agua en el piso y quienes iban en el turno honor entrada eran miembros de la hermandad, por lo cansado o por lo resbaloso, no podían levantar el anda que casi cae al suelo (aún recuerdo el sonido de varias horquillas cuando caían al suelo una tras otra), algunas personas gritaron del susto; me dieron ganas de ir a ayudar a levantar el anda -yo estaba frente a la puerta de la Iglesia justamente-, pero ya no pasó a más, creo si la memoria no falla que de una vez tocaron la marcha oficial.
Lo más triste fue ver a la imagen con pedazos de bolsas negras, la túnica morada bordada en plata (que vistió en enero 2016) seguramente estaba empapada. Debe ser por esa razón que no me gusta ver al Nazareno Recoleto sin su manto, Jesús del Consuelo siempre debe llevar manto, mejor si liso.
También creo que fue la última vez que llevó su cruz plateada. Radio estrella estaba fuera del aire por la tormenta. Cuando finalizó el cortejo y sonó el timbre de la Santísima Virgen, Juan Fernando Girón tomó la palabra en el atril para solicitar un aplauso de todos los devotos y devotas empapados y de alguna forma eso subió el ánimo y el calor humano, pues a pesar del momento, regresamos con misión cumplida, acompañar desde el inicio hasta el final.
Luego se apagaron las luces del templo, con la esperanza de regresar por otros años, y así ha sido Su voluntad, y con los zapatos empapados regresé a mi casa, todas esas vivencias en mi primer año en la procesión grande, en que tuve la bendición de llevarlo en el brazo 40 del turno 16 (aún con un sol radiante), el 12 de abril 2003, con la marcha martirio, alrededor de las 14:30.
El mensaje era «no lloren por mí…», luego de ese sábado del consuelo fue la restauración de la imagen, que regresó a inicios de la cuaresma de 2004. Lo recordaré siempre.
De eso ya serán 14 semanas santas… y el siguiente año si así es Su voluntad, espero sea el año número 15 de llevarlo en hombros.
¿Has vivido algo similar en otras semana santas? cuando lo cuentas, así es como vamos construyendo la historia.