Artículo de: Lic. José Camilo Chan Arriola.
El año 2020 no ha sido fácil para la humanidad completa, además de los problemas políticos, económicos y sociales, este año la Pandemia del Covid-19 (coronavirus) vino a poner en serios aprietos a todos los seres humanos sin distinción de etnia, religión o clase social. En ese sentido también la Cuaresma y Semana Santa se vieron afectadas de seria manera.
Los templos han permanecido cerrados, las eucaristías se celebran sin la presencia de los fieles, la conmemoración del Triduo Pascual no se llevó acabo como se ha hecho tradicionalmente y a nosotros los Cucuruchos (que sin lugar a dudas somos el gremio más grande de Guatemala) nos tocó pasar uno de los tragos más amargos de la historia de la religiosidad popular: la cancelación de los Cortejos Procesionales, Conciertos de Marchas Fúnebres, Velaciones etc.
Las túnicas no vieron la luz, se quedaron guardadas y esperan con ansias poder ser portadas en el 2021.
Así como esos días fueron dolorosos, de mucho llanto y por qué no decirlo de depresión, se tuvo la oportunidad de revalorar y reflexionar sobre la gran importancia que tiene el movimiento económico, cultural, social, artístico y religioso más grande de Guatemala como lo es la Cuaresma y Semana Santa, de la misma manera nos dejó estampas imborrables como la Misa del Domingo de Ramos en el Santuario Arquidiocesano del Señor San José con todos los turnos reunidos frente a Jesús de los Milagros, el Documental de Lunes Santo sobre Jesús de las Tres Potencias en la Parroquia Vieja que a más de alguno hizo llorar así como la histórica Procesión Intramuros de Jesús de la Merced.
Los vídeos de Cortejos Procesionales en internet, los discos de Marchas Fúnebres, los libros sobre las Imágenes de nuestra devoción fueron un bálsamo para días tan duros.
Pasados los días se fue tomando la noción del hecho histórico que le correspondió vivir a esta generación de cucuruchos, así como nos ha tocado vivir centenarios o tricentenarios de Consagración, aniversarios incomparables o jornadas de Viernes Santo apoteósicas, nos tocó quedar grabados en la historia como los Cucuruchos que no tuvieron procesiones en más de ciento veinticinco años, situación que nos deja marcados de por vida y nos permitirá contarle a nuestros hijos y si bien nos va a nuestros nietos para que todos aprendamos a valorar nuestras tradiciones.
¿Y ahora las Marchas Fúnebres?
Y si se había pensado que nada más podía suceder en este año, nuestro gremio se ve inmerso en una nueva controversia: en una de las famosas plataformas digitales para escuchar música de la noche a la mañana fueron suprimidas playlists de Marchas Fúnebres.
Dichas melodías sacras para un Cucurucho ‘de pura cepa’ es un tesoro y necesita escucharlas a cualquier hora, cualquier día del año (y eso no es malo como algunos quieren hacerlo ver).
Al respecto de lo sucedido hay una gran cantidad de posturas y todas con puntos diversos. Se ha llegado al tal punto de atacar a empresas productoras, a personas, saliéndose todo de control cayendo a una situación de dimes y diretes entre todos los que nos vemos inmiscuidos en este gran movimiento.
Derivado de ello caben los siguientes cuestionamientos: 1. ¿Qué está pasando en realidad?: 2. ¿Alguien busca dividir aún más a los Cucuruchos?; 3. ¿Es un plan de los detractores de la Cuaresma y Semana Santa?; 4. ¿Qué va a suceder con las Marchas Fúnebres por el hecho de formar parte del patrimonio cultural de nuestro país?; 5. ¿Quiénes son los involucrados?; y 6. ¿Qué implicaciones legales tiene todo esto?.
Muchas de estas preguntas aún carecen de una respuesta concreta. Con esta nota se inicia una serie de publicaciones referentes al tema, para poder ilustrar a todo aquel Cucurucho que se encuentra con deseos de conocer el tema.
Se busca de una manera objetiva, seria y consciente aclarar dudas y evitar que se sigan plasmando en redes sociales comentarios ofensivos entre devotos.
Recordemos que como se indicó en las primeras letras de la nota ¡Somos el gremio más grande de Guatemala! Y como tal debemos estar a la altura para preservar nuestras costumbres, tradiciones pero en especial estar en Comunión como hermanos que es lo que Jesús quiere para cada uno de nosotros.
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