Nací en esta hermosa tradición, y así desde pequeña camine de la mano con mi papá al lado de las andas, con la banda y aprendiendo todo los relacionado a nuestras procesiones, marchas, anécdotas que mi papa me contaba, adornos, etc.
La frase de mi papá resuena como si fuera ayer cuando me dijo muchas veces «Yo voy a dejar de cargar hasta que me muera» y se me quedó grabada.
Pasaron los años, crecí, y sólo nos quedamos mi papá y yo con esta tradición, luego me casé y seguí incluyendo a mi esposo y a mi único hijo con el legado de mi papá.
Somos tres mujeres, por lo que siempre mi papá deseó que alguno de sus nietos cargaran, cosa que solo yo pude cumplirla.
En el año 2005 mi papá estuvo con mi familia viendo el paso de Jesús de los Milagros el Domingo de Ramos, recuerdo que nuestro Rey del Universo lució una túnica azul, mi esposo cargó en Parque Infantil, allí sostuvo mi papá a su nieto, mi hijo teniendo 3 años, recuerdo que mientras veíamos el cortejo, mi papá le dio su bendición a mi hijo.
Luego nos despedimos de él, se sentía mal nos dijo y así fue como se regresó a su casa.
Paso rápidamente la semana y llegamos a Viernes Santo, nosotros ya no cargábamos viernes porque nos recorríamos bastante el jueves santo y con mi niño pequeño terminábamos rendidos.
Ese Viernes Santo nos íbamos a quedar con mi esposo y mi hijo en la casa, a ver los cortejos por televisión.
En eso llama mi mamá para invitarnos a almorzar, llegamos y almorzamos juntos, cuando vi mi papá se disponía a salir rumbo a zona 1 para cargar en Santo Domingo, Cuarta Comisión de Honor Salida, hizo un calor sofocante, y mi esposo me dijo que veía muy mal a mi papá, que mejor lo llevábamos y acompañarlo. Así los hicimos, mi mamá nos acompañó, y logramos llegar a un Parqueo llamado San José, justo a tiempo.
Mi papá cargó su turno en Santo Domingo
Lo veía bastante pálido, pensé que era el calor, le ofrecimos un agua gaseosa, pero luego se despidió de su amado Señor Sepultado.
Los llevamos de regreso a su casa, me despedí de él, le pedí que se cuidara, y así termino el día. De regreso le venía platicando a mi esposo que el próximo año podríamos cargar ya Viernes Santo en Santo Domingo y me dijo que si, que el próximo año nos inscribiríamos.
Mi padre falleció el martes de pascua de un infarto al corazón, después del Domingo de Resurrección; al escribir esto se llenan mis ojos de lágrimas, acompañé a mi papá en lo que mas le gustaba hacer: cargar. Dios le permitió cumplir su promesa y me permitió a mi estar a su lado en lo que mas nos unía LA SEMANA SANTA.
Mi esposo tiene su turno en Santo Domingo ahora, lo heredó al año siguiente, hicimos todo lo pedido por la Hermandad, me costó mucho, pero hablando con el Prior en ese tiempo le conté esto que comparto con ustedes y me entendió al instante.
Le dije que no podía dejar ir el turno de mi papá, por lo que representaba para mi; y hasta hoy acompañamos al Señor Sepultado de Santo Domingo y a la Virgen de Soledad en cada viernes santo.
Mi hijo cuando ya logró dar altura para cargar lo inscribimos en la infantil; hace tres años se despidió de la Infantil, ya tiene 14 años y ahora carga al Señor Sepultado los Viernes Santo, mostró mucho afecto a nuestro amado Cristo del Amor.
Este es el legado de mi papá para mi familia. Cada Viernes Santo veo el lugar exacto donde vi pasar a mi papá en su ultimo turno.
Anécdota de: Glenda de Marroquín.
¿Qué recuerdos tienes con tu Señor Padre? cuéntanos, tenemos un espacio especial para esas emotivas anécdotas de nuestros grandes papás cucuruchos.