Gracias a la Fan Page: «Santo Domingo ayer, hoy y siempre» por el escrito y material compartido:
Antes de comenzar esta sección, deseo dejar patente mi agradecimiento y reconocimiento al licenciado Luis Gerardo Ramírez Ortiz por la autorización para utilizar información de su libro “Días de muerte y gloria” y poderlas publicar en éste trabajo. La información que pude obtener acerca de las marchas dedicadas al Cristo del Amor es muy poca por lo que recurrí al mencionado libro que contiene información extensa y muy completa de marchas dedicadas a las diferentes imágenes de pasión de Guatemala y, en el caso que nos ocupa, al Señor Sepultado de Santo Domingo, que Dios lo bendiga por su ayuda y apoyo.
Entrando en materia, las marchas fúnebres tomaron auge en las celebraciones de Semana Santa hacia mediados del siglo XIX, según el historiador Dr. Fernando Urquizú fue el maestro Benedicto Sáenz quien, estudiando en Francia, escuchó la sonata número 2 para piano de Chopin, compró la partitura y la instrumentalizó para dar vida a su primera composición: La marcha fúnebre de Chopin la que se interpretó por primera vez en el Santo Entierro de Santo Domingo, desde entonces ha formado parte de la programación del cortejo dominico llegando a ser instituida como la marcha oficial de la hermandad el miércoles 5 de agosto de 1936, mas de un siglo después de haber sido “estrenada”, a partir de ahí fueron apareciendo nuevas marchas de diferentes autores y compositores, entre las que tenemos:
- CONSUMATUM EST, de Mariano de Jesús Díaz, dedicada al Señor Sepultado de Santo Domingo y estrenada el Viernes Santo de 1929, la partitura original se encuentra en los archivos de la hermandad y posee la dedicatoria del autor hacia el Sepultado dominico.
- MARCHA FUNEBRE NUMERO 3, de Felipe Rodríguez Padilla, estrenada en 1934.
- INRI, de Fabián Rojo, 1935.
- AMARGURA EN TUS LABIOS, de Samuel García, 1935.
- HUMILDAD DEL MARTIR, de M. Díaz, en 1935.
- SANTO SUDARIO, de Aparicio Lossi y estrenada el Viernes Santo de 1940.
- MADRE SANTISIMA, de Rogelio Azurdia, en 1941
- REX JUDARUM, de Aparicio Lossi, 1941.
- ARREPENTIMIENTO, de Víctor Manuel Lara, 1944.
- GENESARET, de Manuel Ramírez, 1944.
- ESPIGA DE TRIGO, de José Luis Paniagua, 1944.
- LIRIO ENTRE ESPINAS, de José Luis Paniagua, 1944.
- SED TENGO, de Eligio González, 1944.
- PENITENCIA Y PERDON, de Ramón Hernández, 1944.
- LA MUERTE DE JUDAS, de Adrián Vásquez, 1944.
- SEÑOR ACUERDATE DE MI, de Ramón Hernández, 1944
- MADRE ATORMENTADA, de Vicente Rojo, 1944.
- DIVINA MISERICORDIA, de Vicente Rojo, 1944.
- OH, DIVINO MAESTRO, de Everardo de León Cifuentes, 1947.
- SEÑOR TEN PIEDAD DE MI, de Humberto Lobos, 1954.
- EN VERDAD OS DIGO, de Enrique Vásquez, 1959.
- JESUCRISTO DIVINO MAESTRO, de José Luis Moraga, 1960.
- JESUS Y SU CRUZ, de Dionisio Arévalo, 1960.
- ME CONFIESO A DIOS, de Enrique Vásquez, 1960.
- BONDAD Y MISERICORDIA, de Enrique Vásquez, 1960.
- BENDICENOS SEÑOR, de Haydeé Moncrieff, 1967.
- CRISTO DEL AMOR, ESCUCHA MI PLEGARIA, de Raymundo Bobadilla, 1977.
- EL CRISTO DEL AMOR, de Roberto Andreu Corzo, 1978.
- PROMENADO, de Basilio Chapas, 1980.
- SIERVOS DEL CRISTO DEL AMOR, de Manuel Ramírez Crocker.
- LLEGO DEL MAR, de José Luis Barrios, 1992.
- IL CRISTO MORTO, de Augusto Carrillo, 1995.
Hay otras marchas en las que se consigna el autor pero no el nombre de la composición, así tenemos que en 1926 se estrenó una marcha de Miguel Zaltrón dedicada al Cristo del Amor pero no se consigna el nombre. Este compositor fue maestro de capilla en Santo Domingo durante la primera parte del siglo XX.
En 1932 el maestro Ricardo Quiroz dedica una marcha al Señor Sepultado de Santo Domingo pero tampoco se consigna el nombre, situación que se repite en 1933 cuando el maestro Mariano Valverde dedica una marcha a la misma imagen.
A finales de la década de los 70 el entonces mayordomo de la hermandad, don Rogelio Rivera Castellanos, compuso dos marchas dedicadas al Cristo del amor, llamadas VENGA TU REINO y SEA TU VOLUNTAD, que se interpretaban en la 3ª comisión de salida y 1ª de entrada hasta principios de los años 90, desde entonces no han vuelto a formar parte de la programación en un Viernes Santo.
Tal vez la creación mas nueva es la marcha del joven compositor Kevin del Águila llamada “Cristo Morto” que se estrena en años recientes.
Hay otras marchas que aunque no son dedicadas al Señor de Santo Domingo si se relacionan mucho con ésta imagen y su procesión, algunas son incluso tradicionales en cierta parte del recorrido y así han permanecido durante años, entre ellas tenemos: Cristo Rey, de Fabián Rojo, es la primera marcha que se ejecuta al salir la procesión del templo; Flor espiritual de Salvador Milián, que se interpreta en el turno 1; La Sangre de Cristo, de Demetrio Mendieta, en el paso frente a Catedral; El Silencio, frente a Catedral Metropolitana después del canto de El Perdón; El ha muerto, de Ramiro Vega, en la 1ª. Calle zona 1 en la esquina del parque Isabel La Católica; Cristo Rey de Miguel Zaltrón, que es la última marcha que se interpreta antes que el Señor ingrese a la basílica y asi muchas otras que no se vienen a la mente.
Pero la más significativa de todas las marchas que no son dedicadas al Señor Sepultado de Santo Domingo y que se relacionan con El es, sin duda, La Fosa de Santiago Coronado. Durante algún tiempo existió la controversia acerca de la dedicatoria de su autor, unos decían que estaba hecha para el Señor de Santo Domingo y otros que para el Señor de la Merced, misma que se resolvió al ser publicada la entrevista que se le hizo al nieto del maestro Coronado –Luis Alfonso Alvarado Coronado- que se encuentra en el libro “Días de muerte y gloria” del licenciado Luis Gerardo Ramírez Ortiz, en donde queda clara a quien se la dedicó el autor de dicha marcha fúnebre. No obstante ha sido y sigue siendo muy relacionada a la procesión de Santo Domingo, de hecho, hay varios cortejos procesionales que cuando pasan frente a la basílica del Rosario programan La Fosa, misma situación que se da cuando una delegación de la hermandad dominica lleva en hombros a determinadas imágenes.
Hasta 1984, La Fosa solo se interpretaba en la entrada del Santo Entierro ; en 1985 se decide incluirla en la programación de marchas para que se ejecute en el turno del Palacio Nacional y a mediados de los 90 ya se toca junto a la marcha Fúnebre de Chopin en el turno de salida, anteriormente solo se escuchaba la última de las mencionadas cuando las andas recorrían la nave central al momento de iniciar el itinerario.
Y seguirán las marchas fúnebres siendo parte importante de cualquier cortejo procesional y Santo Domingo no puede ser la excepción.