Anécdota de: Jorge Rodrigo Estupe.
El Viernes Santo 2017 llegaba y con el la Procesión de Jesús de La Merced. Este año como alegoría tenía «Hay un tiempo señalado para todo».
Yo tenía el turno 9 el cuál me tocó de madrugada, me tenía que ir en la fila de cargadores junto a Jesús hasta llegar al Parque Jocotenango donde mis papás realizan una alfombra para Jesús.
Llegué al Parque Jocotenango y me adelanté para llegar con mis papás para ver la alfombra y ver a Jesús pasar sobre ella.
Ya había pasado Jesús cuando una señorita me dijo » Quieres cargar a Santa María Magdalena» y yo dije que sí. Me formé junto a los demás cargadores y esperé a Santa María Magdalena. Lo primero que vi en la pequeña anda donde Santa María Magdalena venía era el mensaje «Tiempo para llorar» el cual se complementaba con el mensaje de San Juan que decía «Tiempo para reir».
Al principio creí que solo era una cuadra, pero Santa María Magdalena quiso que la llevara en hombros en toda la circunferencia del Parque de Jocotenango.
En un momento ya después de Semana Santa yo no comprendía ese mensaje que ella me había dado, hasta mayo cuando fueron las inscripciones para llevar en hombros a Jesús de La Merced en su procesión del Tricentenario de Consagración. Para esos días ya no pude comprar el turno ya que el dinero que tenía tuve que utilizarlo en unos materiales de la universidad.
En mi corazón sentí una gran tristeza de no poder tener esa oportunidad de llevar a Jesús en hombros en una celebración tan especial.
Pasaron los meses y en mi grupo de jóvenes de la Iglesia me dijeron que habría un retiro cerrado de tres días. Llegó el día de partir al retiro, era 21 de julio. Al dia siguiente viví una hermosa experiencia.
Después de todas las actividades del día 22 de julio en el retiro hubo una Hora Santa, donde el sacerdote nos dijo que los que quisiéramos nos podíamos acercar y tener a Jesús Sacramentado en las manos.
Cuando el sacerdote puso la custodia que llevaba a Jesús Sacramentado, sentí una gran paz y una gran alegría. Después de tenerlo en mis manos me fui a sentar y me recordé de ese mensaje «Hay un tiempo para llorar y hay un tiempJesús.a reir» que fue tomado del Eclesiastés. Al momento de finalizar la Hora Santa el sacerdote indicó que ese día la Iglesia celebra a Santa María Magdalena.
Santa María Magdalena me dio ese mensaje que llenó mi corazón de mucha alegría y de muchas ganas de seguir sirviendo a Jesús.
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