Estos son algunos poemas dedicados a Jesús de la Merced donde los mismos autores son sus cucuruchos y devotas que se inspiraron de su propia devoción.
Prefacio sobre los poemas dedicados a Jesús de la Merced
Esta sección, fue creada especialmente para todos los devotos mercedarios, con la finalidad de plasmar su devoción por medio de anécdotas, oraciones, prosas, poemas o frases, que desee se publiquen entorno al Patrón Jurado de Guatemala. Si quieres compartir algo, puedes enviarlo aquí.
1. «POEMA A JESUS DE LA MERCED» – Dolores Montenegro de Torres (1892)
¿A donde vas, hermoso nazareno,
llevando al hombro tan pesada cruz?
A donde vas, Señor del universo
mártir sublime, celestial Jesús.
Por eso tiemblo al contemplar llorosa,
Tu faz divina, bella ensangrentada,
y yo más te miro, más comprendo
que es a mi a quien diriges tu mirada.
2. POEMA DEDICADO A JESÚS DE LA MERCED – Ana Elisa Schumann Guerra, 2003
De rodillas frente a tu altar,
te contemplo, mi Jesús.
Tu mirada dulce e indulgente,
tu lento y seguro caminar.
Eres Tú, Cristo penitente,
a quien vengo de rodillas a rezar.
Eres el que espera eternamente
al alma en pena que te viene a implorar.
Tantos pecadores vienen con el alma llena de pesar,
Tú los escuchas pacientemente,
y a los arrepantidos no dudas perdonar.
Es tu sufrimiento, ¡oh, Divino Redentor!,
la promesa de la Eterna Salvación,
que nos trae tu perdón.
Por eso vengo hasta tu altar,
con el corazón lleno de gratitud y devoción.
Son tus ojos paraje tranquilo,
de donde nace el torrente de Amor y Perdón,
que son el consuelo infinito del corazón.
Cada Viernes Santo nos inundas de bendición,
y nos recuerdas que eres Tú la única salvación.
y que después de la muerte,
viene la Resurrección,
que es tu más grande muestra de Amor.
Vengo de rodillas a pedirte,
que me ayudes a cambiar,
quiero un corazón nuevo para amar,
y no volver nunca más a pecar.
Escucha mi petición,
no me abandones, ¡oh, Señor!
3. «UN VIERNES CON JESÚS» – Waldir Edilson Contreras, enero 2003
Hoy es viernes Jesús y yo en tu capilla, he venido a visitarte.
Te contemplo como siempre expectante y doliente,
como quien espera dar alivio y a la vez aliviarse.
Divino como es tu signo,
todo tiempo es para ti propicio de esperar al hijo perdido,
ya que así tu misión culmina
al sentido de prodigar salvación al corazón contrito.
Es tu faz de pálida belleza,
resaltada con rojos acentos de la sangre
que emana de tu sien coronada
con doradas espinas de tormento.
Tus ojos de expresión inexplicable,
ya que como luceros prodigan auxilio
y como fuente restauran las fuerzas.
Y tu boca evangelio
constante de silentes llamadas portentosas,
que en el aire infinito pentagrama,
acompasa en melodías al alma.
Para mí, Jesús Nazareno,
es tu imagen un don de esperanza,
que en mis hombros se vuelve latente
la incesante oración de mi visita perenne.
Pues misericordioso como eres,
tu providencia alberga mi existir,
y así será mucho pedir algo más
que fielmente poderte servir.
Gloria a Dios por tu bendita imagen,
Jesús Nazareno de la Merced,
fiel reflejo de tu humana figura,
que por centurias haz sido venerado
y por un pueblo Señor llamado.
4. «AMOR Y DULZURA» – Omar Saúl Villatoro Cabrera, caballero del Señor Sepultado de Santo Domingo
Bello nazareno de dulce mirar,
que conmueves el alma del que a ti acude,
pues tu rostro refleja ese amor infinito
que solo Dios nuestro padre puede dar.
Amado maestro, tú inundas nuestros corazones
con el agua de la vida, llenas nuestro
ser del dulce bálsamo llamado amor,
haciendo temblar hasta el más
duro de nuestro sentimientos.
Día a día, tu recibes nuestros ruegos y suplicas,
pidiendo a cambio únicamente nuestro
arrepentimiento y el perdón al hermano;
arrodillado ante ti todo lo oscuro
de nuestra existencia
se desvanece y se convierte en radiante luz que
resplandece y nos guía por el camino de la verdad,
el amor y la vida plena.
Nosotros, pecadores no somos merecedores
de tu infinito amor, pero tu como buen pastor,
vas al aprisco en busca de su oveja perdida,
para salvarla de las garras del enemigo,
siempre en busca de almas confundidas,
curando sus heridas y dando nuevo aliento
para ser parte de su amado rebaño.
De tus bellos labios,
un suave suspiro se ve exhalar,
pero cual viento del norte llega
a lo más profundo de nuestro ser,
sanando todo odio o rencor que
aqueje a nuestro espíritu.
Jesús Nazareno de la Merced, muchos
han sido tus prodigios y milagros
que ha bien haz concedido a tus fieles,
pues eres fuente eterna de
Amor y Dulzura.
5. «A JESÚS DE LA MERCED» – Marco Tulio Monzón
Por fin ha llegado otro Viernes Santo,
tan esperado, tan ansiado, tan necesitado.
Y es para verte nuevamente en las calles
con tu Cruz a cuestas, pero no por morbosa complacencia,
no Señor, Tú sabes que no es así.
Es porque al verte
en las calles más cerca de nosotros,
con tu serena mirada, con tus manos firmes, con tu paso decidido,
sabemos que tenemos en Ti a nuestro más fiel,
al único amigo, a quien nos espera
durante todo un año desde su templo.
Pero hoy te vemos salir en busca nuestra Señor,
gozamos de tu presencia como aquel que recibe lleno de júbilo
la visita del amigo que tiene tanto tiempo de no ver.
Tu has salido hoy a visitarnos, a encontrarte con nosotros
en donde siempre fue tu hogar; en las calles llenas de pecadores,
de enfermos, de pobres, de faltos de fe.
Ese ha sido, es y será siempre tu hogar Señor.
Sabemos que tenemos tu Imagen Consagrada en una capilla,
y que habitas en nuestra alma, nos acompañas a donde vamos,
contamos con tu presencia con tan solo traerte a nuestro recuerdo.
Tú has ennoblecido las almas más fuertes y rebeldes, es más,
Tú eres parte de nuestra historia.
Por algo Tú eres el último
de la Semana Santa en salir con tu cruz,
para enseñarnos que no es nada el sacrificio
o la penitencia que nosotros hacemos,
comparados con el inmenso amor que nos demostraste
aquel primer Viernes Santo en que el pecado se ensañó
en tu contra y que el perdón lo venció después de la muerte.
Hoy, Viernes Santo, Jesús de la Merced,
renovamos como tantos años lo hemos hecho,
nuestro amor y nuestra fe hacia Ti,
nuestro deseo de acompañarte no solo este día
en una cuadra acariciando tu peso, sino que por sobretodo,
llevándote en nuestro corazón con amor filial
y con la promesa de seguir entregados a Ti,
y alejados del pecado para hacer más liviana tu cruz
y más placentero el camino que nos conducirá
hacia el Padre, en tu grata compañía.
6. «HERMOSO NAZARENO» – Dr. William Walter Cuyuch Lem
Hermoso nazareno de mirada penetrante.
Cabellos negros en canelones enmarcan tu rostro trémulo y palpitante.
Boca entreabierta expira sangre, pero no blasfemias.
Rostro ensangrentado conjuga el matiz de dolor miserable
Tu espalda carcomida por peso inigualable de cruz.
Lleva más de centenaria tarea, te encorvas pero resistes, los
embates de pesada carga.
Cruz de parra y Quinto Real atestiguan tu longevidad
Túnicas de Rey te son colocadas y no tienen otro igual
Eres tu Señor Mio,
Jesús de paz
Jesús de Amor
Mi Jesús de la Merced
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