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Ser Palestino de Jesús de Candelaria

Anécdota de Adán Rodriguez.

Aún recuerdo como deseaba ser Palestino, cuando llegaba al encuentro de mi tan amado Jesús de Candelaria, allá por el Cerrito del Carmen. 

Mi hermano siempre me decía cuando empezaba el día: «No hay Jueves Santo…» Y yo le respondía: «…Sin Jesús de Candelaria», por muchos años lo acompaña desde el cerrito hasta por el Palacio Nacional o bien hasta por el Instituto Belén, aun tenía una edad en la que no conocía la ciudad capital a perfección, pero siempre que iba en las filas miraba ese traje blanco con la ‘capita’ morada.

Soñaba con ser parte del escuadrón de Palestinos, siempre los veía cargar en San Sebastián, me quedaba mudo y en ocasiones lloraba al ver tan profundo amor que ellos demostraban aguantando los pasos, el calor, hambre y en ocasiones el sufrimiento de una enfermedad que los aquejaba.

De pronto en una festividad de Cristo Rey, en noviembre del año 2011 entré a comprar mi turno, ya llevaba al rededor de 15 años con mi contraseña la cual cuidaba como el tesoro invaluable de mi vida, porque algún día pasó por mi mente que, si tengo un hijo varón, le dejaría como herencia mi tan afamada e invaluable contraseña. Da la casualidad que ese día logré comprar mi turno, pero al salir sentí un enorme escalofrío, volteando a ver hacia la izquierda que fue donde mas me afectó, me percate que estaba la mesa de inscripciones para el escuadrón de Palestinos.

Palestino de Jesús de Candelaria (1)
Palestino de Jesús de Candelaria.

Yo ya no tenía mas dinero para inscribirme como Palestino, me acerqué a la mesa a ver y me preguntaron que si quería inscribirme, dije que no por obvias razones, luego salí y pasé a ver al Señor de Candelaria en su festividad, pero estando adentro del templo sentía algo dentro de mi que decía que volviera a ir a ver a esa mesita. Me levanté y fui de nuevo, me revisé las bolsas antes de entrar para ver si llegaba para pagar el turno de palestino, pero solo tenia Q.10.00 y lo de mi pasaje.

Yo sentía ese llamado hacia la mesita, de nuevo me acerqué y hablé con el encargado, para mi sorpresa la inscripción costaba Q.35 yo triste baje la mirada. Di las gracias y a empezar a caminar iba cuando me metí de nuevo la mano a la bolsa del pantalón y saque mis Q.10 pero para mi sorpresa había un billete de a Q.20 y uno de a Q.5. Inexplicable que esto me haya pasado, porque no creía lo que me estaba pasando. Regrese rápido y me inscribí.

Después de ello, mi vida cambió, me di cuenta que Jesús de Candelaria realmente quería que fuera su Palestino, como muchas veces lo deseaba yo. Ahora tengo 6 años de pertenecer a tan bello escuadrón y lo mejor aún, Jesús de Candelaria me sigue bendiciendo como cada año, poniéndome al frente de su andaría llevando al tan famoso estandarte insignia, de Cristo Rey.

Palestino de Jesús de Candelaria (2)

Pero lo más hermoso, es que cada año me recuerda aquel amor de hermano, que siempre me acompaña, porque lo crean o no, mi hermano me escribe a las 3:30 de la madrugada, cuando sabe que ya estoy en Candelaria y su mensaje dice así: «No hay Jueves Santo…» Y le respondo: «Sin Jesús de Candelaria»- Devoción que le debo a mi tío Antonio Vega, que fue quien desde niño me llevó al templo de Candelaria, asi como lo hizo su querida Madre con él. Y mi hermano que a sido roca fuerte ante la tempestad que en ocasiones nos trae la vida.

¿Perteneces o conoces a alguien que pertenezca a algún escuadrón de palestinos, nazarenos o romanos? Estos testimonios en verdad son muestra de sacrificio, amor y devoción, envíanos tu anécdota para compartirla en el sitio:

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