Esta anécdota se quiso escribir desde hace muchos meses, pero era imposible terminarla. Empezaba a escribirla pero luego tenía que borrarla sin saber la razón. En la entrega de turnos de Jesús de Candelaria conocí el motivo.
Una noticia alegró mi corazón y el de mi esposa: Seríamos padres por segunda vez. Pasaron los meses y se llegó el día en que al fin conoceríamos si sería niño o niña. De ser niña ya sabíamos como la llamaríamos; pero si fuese niño solo habíamos acordado el primer nombre. Para nuestra sorpresa ¡NIÑO! El Señor nos había concedido poder tener la parejita, algo que le habíamos pedido a El. (Esto fúe el 22 de enero de 2016)
Un día después, el 23 de enero de 2016 ya con la noticia que sería niño. Ya habíamos decidido que su primer nombre sería Guillermo. Pensé en el nombre Guillermo Nicolás, pero no le dije nada a mi esposa ‘pensé que no le gustaría‘. Quizás habían pasado unos 3 minutos desde que lo había pensado cuando ella me dijo: Mira: ¿Y si le ponemos Guillermo Nicolás? Me causó una risa nerviosa y le comente lo que había pensado minutos antes y en ese momento decidimos que ¡ese sería su nombre!. Inmediatamente puse en el vehículo uno de mis tantos discos de marchas fúnebres y busque la marcha: SAN NICOLÁS. Le dije el nombre de la marcha y que esa marcha desde ese momento identificaba a mi hijo.
Pasaron meses sin lograr escribir esto; sentía que algo faltaba. Hace un poco más de 3 meses Guillermo Nicolás tuvo una decaída de salud y se recuperó. Recuerdo que un cucurucho salvadoreño me dijo «Dedicale tu turno del Centenario». El día 22 de enero en el retiro de turnos, al abrir el sobre: TURNO 41; mi pregunta al que estaba al lado mío con su repertorio de marchas ¿Hey con que marcha va el turno 41? ¡Con San Nicolás!
Cuando me inscribí para el Centenario; quien fue el encargado de quienes nos inscribíamos en el extranjero me dijo: «No cabe duda que Jesús de Candelaria quiere que usted lo lleve en sus hombros» y lo haré con la marcha de mi pequeño hijo.