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Un milagro junto al Señor Sepultado de San Nicolás

Uno de los primeros cortejos del Señor Sepultado de San Nicolás
Uno de los primeros cortejos del Señor Sepultado de San Nicolás

Anécdota enviada por: Gustavo Villagrán.

Mi anécdota junto a mi amado Señor de San Nicolás es quizá una de las muchas que podría contarles, sin embargo ésta es una de mis favoritas, puesto que, en esa ocasión pude ver la poderosa mano de Dios obrando en mi vida para poder estar junto al Señor de San Nicolás en su Velación número 64 del año 2013, como siempre el tercer domingo de noviembre.

Desde que murió mi abuelo paterno, me vi en la dichosa y bendecida disposición de tomar su túnica como herencia y legado, desde entonces conocí a Jesús por medio de tan bella imagen residente en Quetzaltenango, con el paso de los años y de los viernes santos tan solemnes que caracterizan a mi bella ciudad de la estrella la devoción hacia mi “Cristo Yacente de la Paz” fue creciendo.

Con forme al paso del tiempo un hermano y buen amigo mío a quien me referiré como “Chicho” me invito a formar parte de un grupo de socios de la Hermandad que pretendía colaborar con la institución arreglando y limpiando los pasos del santo viacrucis que forman parte del cortejo de viernes santo, así fue como comencé a ser colaborador junto a muchos otros socios.

Un par de años después y ya teniendo tiempo de colaborar en el grupo de los pasos del viacrucis, el entonces presidente Don Alfredo Díaz, debía realizar la Velación anual de nuestro Señor en el mes de noviembre; por lo cual solicito al grupo de colaboradores la limpieza extraordinaria de los pasos del viacrucis puesto que, una importante página de fotografía deseaba fotografiar las imágenes en el jardín de un conocido restaurante a una cuadra del edificio sede. Un día antes de la Velación enfermé y caí en cama muy grave debido a una infección, la cual me causaba todo tipo de malestares.

Mis padres preocupados decidieron que de no mejorar, no iría el próximo día a la actividad y mucho menos ir en el cortejo procesional de velación por la tarde, ya que en Quetzaltenango el socio de la hermandad acompaña todo el recorrido a nuestro Señor y no toma solo un turno como en cuidad capital y Antigua Guatemala.

Siendo un joven necio y testarudo, al ver mi poca mejora al día siguiente pero en mi necedad, decidí ir a colaborar y pasar los carrioles al jardín del restaurante –donde iban a fotografiar a las imágenes-. Una vez ya con la exposición al aire libre me encontraba muy triste porque al no ver mejora ni con medicamentos de mi estado, me resignaba a no cargar y ver el cortejo desde la calle, ¡cosa que para cualquier cucurucho debe ser fatal!

Recuerdo haber visto el paso de la piedad e implorar al Señor de la siguiente forma: “Señor, tú que estás en esta imagen y en tu bella imagen del Señor Sepultado de San Nicolás que ya reposa sobre su anda en el templo, escúchame. Tú sabes que mi mayor deseo es acompañarte en tu cortejo el día de hoy, ayúdame a mejorar mi estado para poder ir en la fila y llevarte en hombros…”.

 

Momentos después suplique que me trajeran mi túnica desde mi casa, una vez ya guardados los pasos en el edificio social, me apresure a formar la fila con toda fe en el atrio del templo. Recuerdo haber sentido alrededor de la una de la tarde una mejora absoluta de mi mal estado de salud. El cortejo salió a las tres de la tarde y al volver por la noche en ningún momento del cortejo llegué a sentirme mal, por lo tanto jamás salí de la fila, acompañe a mi Señor de San Nicolás todo el recorrido como lo requiere la hermandad para los cortejos procesionales de nuestro Señor.

Hoy comparto esta anécdota, ya desde otro puesto de servicio para El Señor en mi hermandad. La comparto porque el doctor de doctores me escuchó y curó para que con toda la fe y devoción del caso pudiera acompañarle en su solemne cortejo procesional de Velación.

Debo decir que estoy muy agradecido con Él, me ha concedido tantos milagros y buenas obras que no podría contarlas tan brevemente. Es importante saber que cuando El Señor te quiere junto a Él, no hay nada que pueda evitar que estés a sus pies. Sinceramente, me siento muy orgulloso de ser cucurucho, un cucurucho Quezalteco de San Nicolás. No hay palabras para describir el amor y agradecimiento hacia mi Sepultado.

¿Tienes alguna anécdota que nos quieras compartir? no dudes y compártela aquí: contar mi anécdota.