Quien atesora sus turnos como la constancia de ese momento íntimo, personal, único con su imagen de devoción, es dar ejemplo de cuánto amor puede un cucurucho mantener en su corazón como gratitud a Dios nuestro Señor que a través de éstas manifestaciones de Fe externas es también la prueba palpable de una historia que, conforme vienen las generaciones, mantenemos la responsabilidad de conservarlas.
La página en Facebook «La Merced ayer, hoy y siempre» (que te recomendamos seguir) nos comparte un recorrido por 117 años, con los turnos de Jesús de la Merced que a través del diseño, arte, fotografía y memorias podemos conocer cómo, los cucuruchos mercedarios, han recogido en su pecho el fervor al Patrón Jurado de la nueva Guatemala de la Asunción.
De la colección de Erick Espinoza, te compartimos la galería de fotografías que fueron publicadas para que sea apreciado y compartido; pues no hay mejor manera de ayudar a las nuevas generaciones que mostrar cuán sagrada es la devoción del cucurucho: