Año con año, las velaciones del Viernes de Dolores es un día que representa un estado supremo de expectación.
Representa la víspera no sólo a un día, sino a una semana total de emociones, fervor y lo más importante, un genuina actitud de piedad que conduce a la conversión.
El Viernes de Dolores, es ese día que te hace saber que lo mejor está por venir. Es un día para caminar y visitar altares, para escuchar marchas, para oler incienso, es un día por demás hermoso.
Y lo es más, porque nos permite contemplar los Dolores de la Santísima Virgen.
El origen del Viernes de Dolores
A ello se debe precisamente su nombre “Viernes de Dolores”. Aunque en España suele llamársele “Viernes de Pasión” quizás la fuerte devoción mariana en Guatemala ha llevado precisamente a preservar el primero.
Aunque la fiesta litúrgica de los Dolores de María es la que celebramos el 15 de septiembre, la original es precisamente en este Viernes de Dolores que dada su cercanía con la Semana Mayor le otorga una exaltación suprema a su significado.
La iglesia no la prohíbe sino permite que en los lugares que en donde se manifieste de forma fervorosa la devoción a los dolores de la Santísima Virgen pueda celebrarse sin ningún inconveniente.
El sentido original de las velaciones de Viernes de DOLORES, afortunadamente se ha mantenido sin cambios.
En este día, no suelen realizarse procesiones fuera de los templos sino que el centro de la actividad es la exposición de la imagen para su contemplación y debida veneración.
Las velaciones del Viernes de Dolores en Guatemala
El ambiente normal de los templos cambia para ese día. Desde las primeras horas del día se registra un tráfico mayor de personas deseosas de ver la cara bañada en lágrimas de la Dolorosa.
El olor de cera derretida se funde con el de las flores y el incienso llevando a un momento propicio de reflexión.
Si bien es cierto, la modernidad en el arte floral ha llevado otro tipos de flores a los altares de iglesias, las que gozan de gran clasicismo son precisamente las provenientes de las tierras benditas de nuestra patria y que podemos encontrar en cualquier mercado cantonal de nuestra ciudad: gladiolas, estaticia, lluvia, claveles, crisantemos, rosas y otras más, que junto al perfume de la flor del corozo y el coralillo, saturan los altares de este día.
Los cortinajes parecen venir del cielo mismo para caer en las paredes y naves de los templos dando un sentido de fastuosidad, elegancia y extraordinariedad.
El Templo del Calvario realiza desde 1950, la velación tradicional, dedicada a exaltar de forma exclusiva a su Virgen Dolorosa.
E insisto en exclusiva, porque siendo la semana y el día eminentemente marianos, el protagonismo debe estar dirigido a la contemplación amorosa de la Santísima Virgen.
Desde las primeras horas, se realizan horas de guardia con participación de devotas junto al rezo de los siete dolores de María.
La misma actividad se realiza en el Templo de Santo Domingo, dedicada a la veneración de la cuatricentenaria imagen de la Nuestra Señora de Soledad.
Las velaciones en Guatemala, los besamanos o besapies en España y en muchos otros lugares, responden a la misma idea: acercar a la imagen de devoción a los fieles para que estos puedan tener un momento de intimidad, cercanía y contacto devocional con ellas.
La velación demanda desplazarse en cuerpo y en espíritu hacía los templos para hacer penitencia.
En realidad, son las imágenes que, en sentido figurado, abren las puertas de su casa de par en par, para recibirnos y llevarnos a la meditación y reflexión.
Este Viernes de Dolores, viernes de vísperas, acércate al templo de su elección y visita a Nuestra Señora de Dolores, en este camino que desde Miércoles de Ceniza venimos recorriendo hacia la Pascua del Señor.