Por: Licenciado Mario Alfredo Alvarado Vela | USAC- Escuela de Historia
El Arte Guatemalteco tiene referentes artísticos del periodo de la Dominación Española que valen la pena admirar y estudiar como parte de las expresiones del catolicismo y la evangelización que han logrado posicionarse a lo largo de la historia en las conmemoraciones religiosas que se tiene a lo largo del año litúrgico.
En ese sentido deseo, dedicar estas líneas a la escultura de Nuestra Señora de los Dolores del Cerro venerada en la parroquia de Nuestra Señora de Candelaria de la Nueva Guatemala de la Asunción y que representa uno de los momentos más duros de la vida de la Madre de Dios como lo es el dolor ante el martirio de su hijo por parte de nuestros pecados cuya conmemoración litúrgica la iglesia celebra cada 15 de septiembre.
La devoción a tan insigne escultura tiene sus orígenes en el Valle de Panchoy que fue el asentamiento de la Ciudad de Santiago de Guatemala en una Ermita que dependía de la iglesia parroquial de la Candelaria y a cuyos oficios sagrados asistían los vecinos del pueblecito llamado Santa Ines Hortelanos.
Dependiendo de la administración religiosa de los padres Dominicos hasta mediados del siglo XVIII cuando la doctrina de la Candelaria pasó a control del clero diocesano como parte del proceso de las reformas borbónicas.
El principio de esta devoción tiene como punto de partida al vecino Silvestre Paz quien mando hacer de un trozo de madera del cual emanaba una misteriosa luz como lo relata Domingo Juarros a la escultura de la Virgen del Cerro y esta fue puesta a veneración en la casa del citado vecino, hasta que este recinto se hizo insuficiente por lo que se procedió a levantar dicha capilla, siendo estrenada en el año de 1703 el domingo después de la Epifanía, quedando aun así pequeña la capilla por lo que en el año de 1710 Don Juan Estrada amplio la capilla e hizo construir una casa para los penitentes que realizaban sus jornadas de piedad en dicha ermita ubicada en la periferia de la ciudad de Santiago.
En el año de 1736 el Obispo Gómez de Parada realiza un visita pastoral al Barrio de Candelaria el visitador aduce que gran parte de las cofradías de este barrio, funcionaban sin ordenanzas a excepción de la cofradía de la Virgen de los Dolores del Cerro que si las tenía, esto según aduce el prelado era para cumplir con lo ordenado en la Constitución del Papa Clemente VIII respecto a las ordenanzas del 7 de diciembre de 1602.
La cofradía de la Virgen de los Dolores del Cerro, tenía a su cargo varias celebraciones en su Ermita dentro de las cuales destacamos la Circuncisión del Señor, La Santa Cruz en Mayo, La festividad de las Dolores en Septiembre y el Viernes de Dolores con ello queda demostrando que tenía una vida económica y religiosa activa en el siglo XVIII, esto también podríamos deducirlo de las misas de Réquiem celebradas en su Ermita ya que su altar era privilegiado para las citadas misas.
Con motivo de la peste de Viruela del año de 1733 y que causó un gran número de muertos en la ciudad de Santiago, se hicieron muchas rogativas dentro de la que destaca la realizada con la Virgen de Dolores del Cerro que se llevó en procesión por los conventos de monjas de la ciudad de Santiago, los días 15 y 16 de Junio del citado año luego de haberle realizado un novenario en la Parroquia de Candelaria demostrando con ello que la dicha efigie, se había posicionado en un lugar preponderante en la sociedad colonial.
Los terremotos de Santa Marta de 1773 y el posterior, traslado de la ciudad al Valle de la Virgen y en cumplimiento de la Real Disposición de Carlos III, las iglesias filiales de la destruida cuidad de Santiago se unieron a sus iglesias matrices, pasando la escultura de la Virgen de Dolores del Cerro a la parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria donde actualmente se le venera desde el 18 de mayo de 1784.
En el año de 1963 junto al Nazareno de Candelaria fue llevada por las calles de la Antigua Guatemala con motivo de la peregrinación realizada a la antigua metrópoli conmemorando los 400 años del Nazareno de la Serena Mirada tomando como referencia los datos de Víctor Miguel Díaz publicados a inicios del siglo XX.
Hoy en día su cortejo se realiza cada cuarto sábado de cuaresma saliendo del cerro del Carmen rumbo a la parroquia de Candelaria acompañada del rezo de los siete dolores con ello se busca recuperar una devoción de antaño y que se tiene que difundir como parte de las prácticas de piedad popular del catolicismo en Guatemala.