La Santa Espina que se supone perteneció a la corona de espinas que Cristo tuvo en su Pasión cambió de color según informa un obispo italiano.
La historia de la Santa Espina
La reliquia está guardada en la Catedral de Andria, en Italia. Según comenta Monseñor Luigi Mansi, esta iglesia guardó “desde 1308, como muchos saben, una distinguida Reliquia de la Pasión de Cristo, que consiste en una de las espinas que formaron la corona colocada sobre la cabeza del Salvador”.
La tradición testifica que la Santa Espina cambia su apariencia prodigiosamente en los años en que el 25 de marzo, la solemnidad de la Anunciación del Señor, coincide con el Viernes Santo.
En esas ocasiones, tal como comenta la Arquidócesis de Andria, la Santa Espina cambia repentinamente de apariencia y sufre transformaciones. En el pasado se registró la licuefacción de gotas de sangre, la reactivación del color de las manchas en la columna vertebral, la aparición de crecimientos plateados y blanquecinos de unos pocos milímetros e incluso una floración inesperada.
Lo que ocurrió durante la pandemia
Debido a que las iglesias están cerradas y nadie asiste a la catedral, el obispo decidió llevar la Santa Espina a la capilla privada del episcopado. Allí celebra diariamente la Santa Misa.
“A partir de los primeros días de la Semana Santa, observando el estado de la Reliquia, noté que mostraba un color diferente al habitual y, en particular, que se estaba volviendo algo más claro”, comenta Monseñor Mansi.
Por esta razón, invitó a los doctores Antonio Riezzo y Silvana Campanile. Estos especialistas no solo viven cerca del episcopado sino que integraron la Comisión Médico-Científica Especial en otra oportunidad.
El significado del prodigio de la Santa Espina
Como comenta el obispo, no es la primera vez que la Santa Espina es instrumento de un prodigio: algo similar ocurrió en 2005 y 2016 cuando coincidieron las fechas de las celebraciones.
Tradicionalmente, la coincidencia del 25 de marzo con el Viernes Santo representa que Cristo es la luz que viene a iluminar el mundo, pero también es el verdadero Cordero inmolado que redime a la humanidad y restaura su plenitud.
Pero esta vez no ocurrió en un año en que coincidían la solemnidad de la Anunciación del Señor y el Viernes Santo. Ocurrió súbitamente en este día en que celebramos la Pasión de Jesús. ¿Por qué?
A juicio de monseñor Mansi Cristo quiere dar un mensaje especial en este contexto de sufrimiento y enfermedad.
Según el obispo, las personas “están sufriendo de muchas y variadas formas: la enfermedad en la propia carne o en la de la familia y amigos, la muerte de seres queridos y la imposibilidad de acompañarlos.
Creo que el Señor quería decirnos que su pasión continúa en el dolor de muchos hombres y mujeres de todo el mundo. Pero también que esta pasión, como la tuya, aunque dolorosa, es una penúltima palabra, porque la última es siempre una palabra de vida y esperanza.
Es la palabra de Pascua, de la resurrección, de la victoria de Cristo sobre la muerte y de la redención de toda la humanidad “.
No estamos solos, ¡Cristo está con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo!