El Viernes Santo 13 de abril de 2001 la procesión del Santo Entierro del Calvario se desarrolló con toda normalidad. Como es tradicional, el Centro Cívico recibía a gran cantidad de personas deseosas de observar del transcurrir de la procesión por dicho sector.
Meses atrás, la Santísima Virgen de Soledad había sido repuesta al culto posterior a su última restauración en la que fueron recuperados muchos de sus rasgos, potenciando de esa forma, su inigualable y afamada belleza.
Quizás fue el último año en que lució su acostumbrado pecherín de vuelos y cofia de encajes rizados que la caracterizó por décadas. Se inició así, un nuevo estilo de presentación de la Reina de la Paz que año con año se renueva.
El adorno fue un conjunto de plataformas veteadas con pintura plateada y elementos seriales a granel, sin mayor claridad artística.
Cuatro columnas masivas imitando un estilo salomónico flanqueaban a la Consagrada Imagen de la Santísima Virgen de Soledad, revestida con su emblemático manto español. En la parte final, fue ubicado un conjunto de ángeles hechizos sosteniendo lienzo de tela blanca.
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