Anécdota de: Luis Eduardo Santis.
Se acercaba el tan anhelado domingo de ramos y empezábamos los preparativos para viajar a la Antigua Guatemala, ya que soy de Mazatenango.
Desde el principio todo se tornó algo mal porque el carro de mi mamá se arruinó una semana antes del domingo de ramos y supuestamente lo darían el viernes de dolores, ya que el sábado anterior a ramos tendríamos que viajar para recoger turno, pasó esa semana y llegó el viernes de dolores y lastimosamente no nos dieron el carro.
Un primo nos hizo el favor de llevarnos, llegamos a la Antigua Guatemala el sábado y todo parecía ir bien hasta que me enteré qué turno tenía, mi tanda era la numero 54, aproximadamente iría cargando tipo 6:30 PM o 7 PM, en ese entonces mi cara de felicidad se tornó triste, ya que por motivos de no tener transporte para regresarnos no nos podíamos quedar hasta esa hora.
En conclusión no podría llevar en hombros a tan venerada imagen de Jesús Nazareno de la Merced, me puse tan triste que al llegar al hotel en donde nos hospedaríamos eran las 9 PM de ese sábado y me hinqué; supliqué que me dejara cargar, ya que era la primera vez que podría llevar en hombros a la imagen, suplique tanto y rogué tanto que en eso me quede dormido.
Llegó el domingo de ramos y seguía triste por no poder cargar, fuimos a ver la salida con mi familia y después de ver la salida decidimos ir a almorzar antes de irnos, pero gracias a Dios y al nazareno de la merced me pasó algo que me tiene aun asombrado.
En ese rato que íbamos a comer me llamaron unos amigos que también andaban en la antigua para que nos juntáramos y almorzáramos juntos, fui con ellos y allí me dijeron que se irían a las 7:30 de la noche que si quería me podía regresar con ellos.
Volvió la alegría al corazón y a los ojos porque iba a poder cargar al nazareno mercedario y así fue como un gran favor por medio del Nazareno de la Merced me concedió ese domingo de ramos de este año, pude cargarlo tipo 7 PM y me regresé con ellos a mi bello Mazatenango y aún estoy asombrado y feliz por esa bonita anécdota.
Una anécdota puede ser un testimonio de vida, una manifestación divina o un suceso que seguramente no olvidarás por lo importante que pudo haber sido ese momento entorno a nuestras tradiciones. ¿Tienes algo qué contarnos?