Algo peculiar sucede cuando se habla de Jesús Sacramentado; sin fines de criterios, opiniones y otros que incluso mejor no hablan del tema. ¿qué sucedió con Cristo Vivo?, ¿es acaso un amuleto para servirse de la Fe? o ¿terminaríamos de aceptar lo que para muchos es duda y para otros es la firme esperanza de que Jesús se quedó con nosotros?.
En los relatos de la biblia, dice que Jesús se la pasaba con los más marginados, los que la sociedad tachaba de «impuros» y que incluso los sacerdotes del templo no podían tener relación alguna por sus pecados. Por supuesto que, Jesús, como hombre, le dolía estas injusticias; Él transformó este criterio de «marginar» a la gente, mas bien, se volvía a ellos y enseñaba a quienes se les llamada sus apóstoles y seguidores para mostrarles a través del ejemplo que teníamos que tener misericordia para con el prójimo.
En la Parroquia Espíritu Santo sucedió algo muy especial, ofrecieron la oportunidad de tener un «acercamiento físico» con Jesús Sacramentado mientras se encuentra expuesto. Varios me dirán «pero si el acercamiento físico con Jesús Vivo lo tenemos cuando hacemos la comunión», es en cierta parte válido, pero cuando recibes a Cristo, consumes la hostia en tu boca para hacerla parte de tu cuerpo; de verdad es uno de los más valiosos tesoros que hemos mantenido.
Si tú tienes esa gran oportunidad de poder comulgar, valora ese momento tan especial que tienes, siente cómo a través de esa Hostia Consagrada, ha de purificar todo tu ser, en verdad es una gran dicha. ¿y por qué digo ‘una dicha’? porque habemos muchos que no podemos hacerlo, por múltiples razones que no sacaré a detalles, no podemos tener ese «acercamiento físico» a través de la comunión, y que nos den esa oportunidad de poderlo tocar, tenerlo a milímetros de distancia entre tus ojos y la custodia, es como cuando los ciegos, leprosos y todos aquellos que «no eran dignos de acercarse al templo» podían tocar la túnica de Jesús de Nazareth.
Si, tienes razón, ¿qué cuesta irse a confesar para recibir la comunión? pero recuerda cucurucho y devota, que no a todos tampoco se les da esa oportunidad aún después de confesarse y no considero justo que juzguemos a nuestro hermano por más pecador que fuere. Esto que pasó en la Parroquia Espíritu Santo, la intención del Padre, fue muy positiva y me pude dar cuenta, que el pueblo en verdad necesita de Jesús Eucaristía ¡tenemos que quitarnos ese temor que nos han generado! y seguir pensando que Él está muy lejos, como si fuera inalcanzable.
Esto, considero, debe ser replicado en las demás Parroquias, si de verdad Cristo se quedó con nosotros, estoy seguro que no quiso quedarse para estar en el altar lejos de su pueblo, todo lo contrario, mezclarse entre nosotros, vivir entre nosotros. Y estar con Él, aún sabiendo que eres pecador e indigno, se siente hermoso, es como si te estuviera consolando, sentir un enorme abrazo lleno de calor, lleno de amor y ternura para decirte que eres libre de tocarlo, porque para eso prometió quedarse y declarar así que es nuestro salvador, nuestro médico, nuestro sanador y nuestro hermano.
No te indignes por lo que sucedió, y si tú vives la eucaristía de forma secreta o íntima, bien por ti; pero si no eres de los que tienen esa oportunidad, busca ese momento; créeme que los sacerdotes y tú Iglesia están ahí para ayudarte a acercarte, y tocar a nuestra divina majestad.
Esto fue lo que tu servidor vivió, que a través de una invitación personal, me motivó a tener esa oportunidad… imaginé que yo, leproso pecador sabía que existía un Jesús que sanaba, pero sabía que no podía tocarle porque mi enfermedad no me lo permitía, entonces vino algún apóstol, me levantó de donde estaba y me llevó hasta Él; solo imaginarme ese momento, confieso que mis lágrimas se salen. ¡Qué no diera por explicarte más a detalle lo que viví! pero no puedo, pero si puedo afirmar: ¡tienes que vivir esto por ti mismo!