La historia procesional de Jesús Nazareno del Calvario se remonta al Miércoles de Ceniza 15 de febrero de 1956. Originalmente su salida se concibió como un Viacrucis dedicado a la meditación de la Pasión de Cristo con sus catorce estaciones repartidas en antañonas casas del Barrio del Calvario.
Entre los organizadores de los primeros años, se encuentra la Señora Socorro Viuda de Chavarría, de muy grata recordación y quien en vida fuera conocida como “Doña Coco”.
La Señora de Chavarría, destacó por haberse consagrado al servicio de la Iglesia, particularmente al Templo Histórico de San Francisco, hasta el final de su vida terrena.
El origen de la procesión mencionada, coincidió con la llegada al Templo del Calvario de Monseñor Mateo Perrone quién renovó los cuerpos directivos de las Hermandades del Señor Sepultado y de la Virgen de Soledad. Fue por esos años, cuando la procesión del Santo Entierro experimentó una gran transformación debida a un intenso trabajo que logró un crecimiento de cargadores y la conformación de un aparato artístico de gran suntuosidad.
Por su parte, la procesión de Jesús Nazareno del Calvario fue vista en sus inicios como la manera en que la Parroquia del Calvario daba inicio a su ciclo de conmemoraciones de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor.
1979
Por muchos años, tanto los adornos como la organización en sí, se caracterizaron por su modestia y sencillez, habiéndose utilizado un anda para aproximadamente treinta cargadores.
En la década de los años setenta, Jesús Nazareno protagonizó grandes altares de Viernes de Cuaresma siendo en algunos de ellos, colocado de forma sumamente expresiva, tal el caso de los años 1975 y 1979, en los que representó algunas de las “Tres caídas en el sendero a la cruz”.
1988
Entrada la década de los ochenta, la procesión mantuvo su concepción original, no siendo hasta el año 1988 en que el Viacrucis fue trasladado al Primer Viernes de Cuaresma en un intento de realizarlo en un día cercano a un fin de semana para lograr así, mayor asistencia de público y participación de cargadores.
La década de los años noventa representó un “boom” en la Semana Santa de Guatemala. En dicha década muchas procesiones empezaron a crecer de forma significativa. El acceso a una cámara fotográfica y de video, la grabación de marchas procesionales en cassettes de cinta magnética, el crecimiento de las andas y el énfasis que se hacía en una producción artística de mayor calidad incrementaron el interés en unos y la afición en otros, hacia todo lo que representaba el gran concepto de “procesiones” sin que esto, tuviera forzosamente que estar vinculado a alguna devoción.
En el caso de Jesús Nazareno del Calvario, la década de los años noventa le marcó un antes y un después, que se tradujo en el crecimiento acelerado de su culto. En el año 1992, la procesión se realizó por última vez en el primer Viernes de Cuaresma pero en un anda mucho más amplia, precisamente, aquella que la Virgen de Soledad estrenase un año atrás con capacidad para noventa cargadores.
De igual forma, se inició a fijar en el ideario una nueva advocación para dicha imagen nazarena, pues por iniciativa de la Licenciada Marta Flores Larios e inspirada por su vocación como jurista, se propuso a Monseñor Efraín Hernández Valle, añadirle el apelativo “De la Justicia” dando inicio así al nombre oficial de “Jesús Nazareno de la Justicia”.
La Hermandad Cruzados de Cristo y su presidente en dicha época, Licenciado Julio Santelíz pudieron visualizar una procesión cada año más consolidada, tanto en número de cargadores como en afluencia de público. Es por ello, que deciden trasladarla al Segundo Domingo de Cuaresma a partir de 1993.
Siete años después, el Jubileo del año 2000 fue el marco en que Jesús Nazareno de la Justicia recibió los óleos de la Consagración de parte de Monseñor Próspero Penados del Barrio precisamente el 18 de marzo. Este hecho indudablemente, trajo consigo una nueva bocanada de aire fresco al culto del Nazareno manifestado en el crecimiento acelerado de su procesión, tanto en número de cargadores como en tamaño del itinerario y mejora en su aparato artístico.
El nuevo concepto de la procesión de mantuvo de 1994 al año 2008, pues en el año 2009 se estrenó una nueva anda procesional, bajo la presidencia del Señor Luis Hernández, con capacidad para 150 cargadores. El imponente mueble, valorado en su momento por algunos como un acierto y por otros como un exceso, indudablemente pudo dar cabida a una mayor cantidad de devotos en un recorrido aproximado de diez horas y más aún, dotar de gran novedad e interés por participar en dicho cortejo procesional.
Dicho mueble permaneció sin cambios hasta el 2014 y después de un año de receso, fue severamente transformado en dimensiones en el año 2016 por la nueva administración del Templo del Calvario. La procesión de Jesús de la Justicia, en la actualidad recorrerá las calles del Centro Histórico en una jornada aproximada de diez horas, siendo recibido con gran devoción en los distintos vecindarios que visita.
Y es así, que la historia de Jesús de la Justicia como imagen procesional arriba a sesenta y tres años, siendo en sí misma, reflejo del crecimiento de un segmento de la población católica, apegada a sus tradiciones y que año con año renueva, por medio de la adquisición de un turno o la reserva de un momento específico de su vida para salir a su encuentro, sus votos de fidelidad a las tradiciones cuaresmales de Guatemala y más importante aún, a la devoción a la Santa Pasión de Cristo, que este país, en medio de todos sus procesos históricos de variados sabores, ha podido preservar