Anécdota de: Estuardo Mendoza
Lo que estoy por relatar se que lo haré desde el fondo de mi corazón, mi devoción hacia Jesús de Candelaria es muy grande, Él ha obrado en mi vida de una manera maravillosa haciéndome milagros «tremendos». Ha hecho que cada día sepa lo mucho que el me ama y esto que estoy por contar hace alusión a todo esto. Siempre había tenido la «espinita» de que se sentía entrar a Jesús de Candelaria en su Procesión del Jueves Santo, año con año era la misma petición «Padre, déjame entrarte por favor» más no pasaba.
Tengo muy buenos amigos que ya han tenido el privilegio de que el Señor les regale el «Extraordinario de Entrada» y siempre me entristecía porque a mí no me lo daba, inclusive llegué a renegarle, sentía que lo merecía por la Fé que le profeso, más NO se daba. Mis amigos me decían «Tranquilo Viejo el sabe cuando te lo dará».
Llegó este año y con el mismo la incógnita, tenía una presentimiento especial, toda la Cuaresma pensé «Jefe, ¿este año si será verdad?» Llegó el Sábado de Ramos en la entrega de turnos, salí temprano de casa y en el trayecto me sudaban las manos, el corazón me latía a mil por hora, sentía que había llegado por fin ese sueño. Llegué a Candelaria y entré con toda la ilusión me dirijo a la mesa y me entregan mi cartulina, mi corazón se detuvo por un momento, sabía que algo especial sucedería. Tengo la tradición de abrir el sobre en las bancas de la Iglesia enfrente de mi Cristo Rey, antes de abrirlo lo veo y le digo ¡verdad que sí, Padre por fin! Abro el sobre y ¡NO! era el turno 10 en la Av. Juan Chapín.
Sentí una impotencia horrible, volteó a ver a mi Jesús y mis lágrimas fueron tremendas sólo dije ¿por qué Señor? Si siento que lo merezco, tremendo «berrinche» el que hice ese día. Una lección sucedería porque no importa cual sea el turno, es un regalo hermoso el simple hecho de llevarlo en hombros un año más. Bueno llegó el Jueves Santo transcurría la Procesión, pero en mi caminar con mi lanza pensaba siempre en ese detalle cuando podré tener ese privilegio mi Cristo Rey, seguimos el caminar pero un buen amigo no podía cargar su turno, el cual era el último ordinario el 134 me pidió cambiarlo por mi turno 10 porque él no podía por su trabajo.
Le dije: No hermano, esto me dio Jesús pero él insistió y accedí al cambio y me quedé con el 134. En mi caso pensé «bueno mi Jesús es el turno que entrega al Extraordinario de Entrada podré estar cerca este año» Llegó el momento del turno 134, era el brazo 84 y lo tomé en mis hombros con demasiados sentimientos encontrados, primero agradeciendo por un año más y por dejarme llegar de nuevo junto a Él.
Nos acercábamos a la bocacalle donde se encontraba formado ya el Turno de Entrada, tuve una sensación extraña no quería dejar el brazo no me hacía a la idea que Jesús de Candelaria volvía a casa y culminaba el Jueves más esperado por sus devotos. Llegamos al cambio de Turno y esperé al hermano que me relevaría, el cual no se presentó, ¡Que honor! pensé y tomé el regalo que Jesús me estaba dando, sentí quebrarme por dentro y quedé paralizado; suena el timbre y subo en mis hombros de nuevo las andas junto con los del Turno de Entrada.
Suena la Marcha Fúnebre de Chopin y me hago un nudo, por dentro le decía a Jesús ¡Señor qué agonía que nadie venga por favor! En eso los inspectores empezaron a decir » Hermanos quien no tiene el turno por favor, tenemos gente del turno afuera» volví a la realidad y sabía de nuevo que no se daría, sólo le di las gracias a Jesús mientras la Fúnebre seguía sonando, besé el brazo y en voz fuerte dije ¡Yo NO lo tengo hermanos! con un nudo en la garganta dejo el mueble y el inspector me dice: Gracias Cucurucho pero nos tiene que entender, yo lo acepté tranquilamente y me quedé parado a un costado de una de las lámparas que preceden el atrio de la Iglesia.
Mientras veía como mi sueño había estado y se había marchado, veo que los inspectores de nuevo siguen corriendo a los cucuruchos y empieza el MOMENTO MÁS GRANDE QUE JESÚS DE CANDELARIA ME HA DADO ¡Mi brazo 84 vuelve a quedar libre! Me quedé fuera de si, el inspector que me había retirado minutos antes me ve y me dice pasa adelante JESÚS LO TENÍA PREPARADO para vos.
Juro que escribiendo esto vuelvo a llorar como lo hice en ese instante, lo indescriptible de ese momento, todo lo que pasó en mi cabeza, solo puedo decir gracias JESÚS DE CANDELARIA y gracias a Cucurucho en Guatemala por darme el espacio de contarles esto.
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