Anécdota de: Wilfred Monroy
¡Ah! esa procesión en donde se obró un milagro verdadero para mi… realmente comprendí que uno conoce esa lucha constante entre lo que le dice Dios y lo que le dicen las demás personas a tus situaciones (incluso le prometen) solo cuando esta en mucha necesidad.
Luego haberme unido a una hermanad en la Antigua, se fueron y yo no me enteré de cuando salió su bus; sin embargo, consideré que tenía muchos amigos cucuruchos y en el camino me encontré a varias personas que me prometieron regresarme a la capital. Pero poco a poco todos se fueron, dejándome abandonado a mi suerte en la Antigua Guatemala, hasta llegar a la entrada de la procesión y ver hasta a los músicos irse, quedándome sentado una banca del parquecito de enfrente, pensando si era mejor el Portal de las Panaderas o la Pileta de Santa Clara para ir a dormir en el piso y al día siguiente, ver de conseguir algo de dinero para ver si me iba en camioneta.
Por lo que me di cuenta, nadie puede hacer nada ante tu necesidad mas que Dios; entonces si Dios es el único que puede ayudarte ¿por que no confiar en Él?. Me fui a la puerta de la Iglesia ya cerrada y me hinque a rezarle a Dios por un milagro: «que pudiera regresar sano y salvo a mi casa». Luego me fui a otra banca a sentarme, casi llorando y sin apartar los ojos de la puerta del Templo.
Resulta que un vecino que ya se había ido a su casa desde la tarde, un su amigo llegó a buscarlo para pedirle que lo acompañara a la entrada del Señor Sepultado de la Escuela de Cristo, porque se le metió «el capricho» así de repente. Mi vecino le pareció la idea y le agradó ver la entrada, ya que tenia unos años de no hacerlo. Juntos se echaron el viaje a la Antigua a las 11 pm., vieron la entrada y pasaron a comerse una hot-dog antes de irse. Justo al lado de la banca donde yo estaba casi llorando.
Cuando me vió mi vecino, me reconoció y sin decirme nada, me dijo «¿querés jalón para la capital?». Sin pensarlo 2 veces me paré y dije con gusto un ‘si’. Mi vecino me sonrió y su amigo me dijo «pero primero a llenar el estomago… cométe un hotdog y tomáte un agua, que yo invito».
Al final me llevaron de regreso a la capital y me dejaron en la puerta de la casa, ya cenado y mas tranquilo. ¿Es eso un milagro o no?
Con esto me quedó claro que no hay imposibles para los que tienen fe, para los que confían de corazón, pedir con fe es saber que hay respuesta y aunque muchos dicen que solo son imágenes, que las procesiones están sobrevaloradas hoy en día y que llegan muchos a cargar por puro exhibicionismo… si no crees, entonces ¿qué caso tiene pedir? ¿Como puedes querer vencer, si en tu mente habita el sentimiento de derrota y pides, no confiando en que se cumplirá tu petición? Tu tienes que creer en que Dios te ha hecho un ganador para poder llegar a serlo y creer solamente en quien puede hacer algo con tu necesidad.
Es por eso que año con año voy a la velación de la Escuela de Cristo, que es para mi una de las actividades principales del año… por el recuerdo de ese milagro.
¿Te ha pasado algo con el Señor Sepultado de la Escuela de Cristo?, comparte tu testimonio con nosotros, lo publicaremos en el sitio.