(Texto original de Adrián Meza)
La mayoría de cucuruchos son formados por sus padres, pues desde pequeños son llevados a los cortejos infantiles a cargar. En mi caso no tuve esa oportunidad, pero madre, cuando yo tenía 5 años, me llevó a ver la salida del Nazareno de la Parroquia Vieja, Jesús de las Tres Potencias.
Fuimos en camioneta y llegamos puntualmente para ver la salida del cortejo, estaba emocionado aunque posiblemente no entendía lo que pasaba. Finalmente, salió el anda de Jesús y un silencio inundó el ambiente, fue algo que me marcaría para el resto de mi vida.
Durante 4 años fuimos con mi mama a ver la salida de la procesión, año con año se entendía un poco más y mi ilusión de llevar en hombros a Jesús, aumentaba. Durante varios años nos fuimos a Xela a ver los cortejos de Semana Santa, pero siempre nos íbamos después de ver al Nazareno de la Parroquia el Lunes Santo.
Cuando di la estatura pregunté si podía cargar al nazareno, pero la negativa de mis padres me quitó la ilusión varios años, hasta que en el 2009 un compañero de San José, me preguntó si quería cargar un 27 de septiembre. Era la imagen de Jesús de las Tres Potencias celebrando 225 años de traslado. Me emocioné tanto viendo el turno que, sin dudarlo, lo compré.
Gracias a Dios mis padres me dejaron cargar tan bello turno, siendo mi primer turno como cucurucho al lado de mi nazareno de la Parroquia Vieja. Los nervios me invadían y le preguntaba a los hermanos de al lado como cargar, qué había que hacer, etc.
Finalmente el anda llegó, y así como empezó el turno, así acabó. No podía creer que había sido tan rápido. Poco a poco empecé a cargar en varios cortejos de Cuaresma y Semana Santa, pero siempre le tendré una especial devoción a Jesús de las Tres Potencias.