Anécdota de: Victor Samayoa.
Tuve la dicha de nacer en una familia con entorno cucuruchesco, mi papa, mis tíos, primos, etc. Desde pequeño mis papas me llevaron a la procesión infantil de Jesus de la Caída.
La intención de poder llevar en hombros la procesión mayor surgió al ver como mis tios y primos eran devotos de El, puesto que mi padre carga únicamente en el Santo Entierro de San Felipe, llevo en hombros al Señor desde el 2008.
Mi anécdota empieza en el lejano Quinto viernes de cuaresma de 2012 cuando escuche en Radio Estrella que anunciaban la procesión de conmemoración de los XXV años de consagración, recuerdo que le dije a mi mama, «Quiero cargar a Jesús ese día».
Paso la Cuaresma y Semana Santa y empezó ya la venta de turnos para dicha procesión en mi casa estábamos pasando por una crisis financiera debido a la enfermedad de mi papa pasaron 2 domingos de venta de turnos y yo empezaba a perder las esperanzas de adquirir el mio.
Mi mamá al verme algo frustrado me decía… tené paciencia si Él quiere que estés ahi, estarás; Y si no pues Él sabe que no es porque no querés. Se llegó la última semana de venta de turnos cuando de repente encontré un montón de papel que había en mi casa, así que sin pensarlo me lo lleve de a poco a una recicladora que está cerca de mi casa.
Se llegó el viernes y pues ya me había hecho a la idea de que no conseguiría mi turno, esa tarde mi mama recibió una llamada, le pedían manualidades de las que ella realizaba en ese entonces, sólo me vió y me dijo «de lo que paguen te voy a dar para que ajustes lo de tu turno».
Mi sorpresa fue grande, mi papa había amanecido muy mal y no se podía levantar (es diabético). Puedo decir que ese día tan esperado se opacó, mi mama me dijo que me fuera, y si se siente mejor me alcanzarían, anduve con mi tío y primos ese día.
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