El 29 de julio, ante un marco impresionante de seguidores, San Juan Pablo II hizo su arribo a territorio Chapín para llevar el acto de Canonización al Hermano Pedro que llevó 304 años poder realizarla.
La noche de ese 29 de julio fue muy especial, miles de fieles hicieron vigilia en el Estadio Doroteo Guamuche Flores y a las fueras del Hipódromo en zona 13 para poder ingresar al acto y escuchar la misa del Sumo Pontífice.
Muchos no durmieron de la emoción, y entonaron alabanzas en un verdadero acto de unión y júbilo por la ocasión tan especial que se viviría.
A las 4am del 30 de julio de 2002 se permitió el ingreso de los fieles, quienes rápidamente abarrotaron el Hipódromo, no importándoles las casi 5 horas de espera, y una ligera llovizna que acompañó la madrugada. Todos querían ser participes del momento donde el Papa hiciera la Canonización al Hermano Pedro.
El Sol salió, e hizo más especial la espera. En el Hipódromo aguardaban más de 700 mil fieles que se dieron cita. Comunidades enteras del Interior, diferentes agrupaciones católicas y fieles del país y hasta hermanos Centroamericanos dijeron presente en el acto.
La mañana se tornó gris, pero eso pasó a segundo plano cuando el Arzobispo Rodolfo Cardenal Quezada Toruño se dirigió a los presentes dando las palabras de Bienvenida.
Primero agradeció al Sumo Pontífice su visita a Guatemala, a pesar de sus serios quebrantos de salud.
Aprovechó a recordar a Monseñor Gerardi, asesinado en 1998 y recordó que San Juan Pablo II era amigo de Guatemala no solo por sus 3 visitas, si no por sus mensajes de paz al pueblo Chapín.
La ceremonia de canonización al Hermano Pedro
Luego de esto, el Cardenal José Saraiva, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, le solicitó al Papa que hiciera la canonización al Hermano Pedro.
Durante la petición, Saraiva hizo una pequeña reseña del Hermano Pedro, de quien resaltó su ejemplo de caridad y predilección por los más pobres.
Y fue asi como a las 9:45 de la mañana el Papa Juan Pablo proclamó ante los fieles, “Declaramos y definimos Santo al Hermano Pedro de San José Betancur”. La algarabía y júbilo de los presentes no se hizo esperar y con cohetillos y repique de campanas celebraron el momento tan especial.
Después del pronunciamiento, Saraiva le solicitó al Papa su aprobación para publicar la Carta Apostólica de Canonización, lo que el Vicario de Cristo respondió: “Sí, lo ordenamos”. Y así continuó la Misa y el acto que duró aproximadamente 2 horas, 40 minutos, y que a pesar de su deteriorada salud, su Santidad pudo completar y sin mayor apoyo de los presentes.
La fiesta no se hizo esperar, el Gobierno ya había declarado Asueto Nacional para poder presenciar el acto. En Antigua, específicamente en la Iglesia de San Francisco el Grande, cientos se aglomeraron frente a pantallas gigantes que fueron instaladss para la ocasión.
El júbilo y repique de campanas se escuchó por toda la ciudad que alguna vez vio caminar al nuevo Santo. La fiesta se extendió hasta Tenerife, España lugar de nacimiento del Santo Hermano Pedro.
La capital se paralizó, a tal punto que hasta los índices de criminalidad en el país bajaron los 2 días de visita de San Juan Pablo.
Llegó el momento de la despedida y como era de esperarse acompañaron el camino del Sumo Pontífice hasta el Aeropuerto donde San Juan Pablo exclamó « Guatemala, te llevo en mi corazón. Gracias, muchas gracias Guatemala por esta fe, esta cordialidad, estas calles maravillosamente decoradas. Sé que detrás de cada flor está vuestro corazón».
Fueron las últimas palabras exclamadas por el Sumo Pontífice que partió rumbo a México.
Y es así como recordamos tan bello acto que hoy cumple 18 años de haberse Canonizado al Hermano Pedro. Un español con corazón Chapín. «Recordaos hermanos que un alma tenemos, y si la perdemos, no la recobramos»
Con información de: Hemeroteca Prensa Libre.