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La correspondencia de una convocatoria en Candelaria

«UNA HISTORIA EN EL TIEMPO»

La Correspondencia de Convocatoria, por Pablo Andrés del Aguila.

Una historia en el tiempo se ha convertido en una ventana con mira al pasado, la voz para aquellos que alguna vez también han sido parte de la historia de las Procesiones, se han despertado muchos recuerdos de las Semanas Santas vividas.

Quiero agradecer los comentarios y su contribución a las publicaciones porque eso las enriquece, para muestra un botón, quiero agradecerle a los Devotos y amigos cucuruchos que me hicieron llegar la carta y he instantánea del casete que se vendía en los 90.

Carta de invitación a los que la Hermandad de Candelaria. Foto: Pablo Andrés del Águila
Carta de invitación a los que la Hermandad de Candelaria. Foto: Pablo Andrés del Águila

La Carta era para convocatoria que se nos hacía a los miembros de la hermandad de Candelaria para colaborar en la santa cuaresma, firmada por nuestro querido Monseñor Marco Aurelio González Iriarte y el encargado general de ese entonces. Íbamos a buscar nuestro nombre y saber dónde nos correspondería trabajar.

Por muchos años fui encargado de la venta de souvenirs en la inscripción de la Santísima Virgen del lado del Colegio Jesús de Candelaria, (si hubieran dado bonos por rendimiento me hubiera ganado varios jijiji).

Portada del Casete que se vendía en Candelaria. Foto: Pablo Andrés del Águila
Portada del Casete que se vendía en Candelaria. Foto: Pablo Andrés del Águila

Dentro de los souvenirs que tuve el gusto de vender está aquel casete de marchas fúnebres. (déjeme ver de qué manera logro subir audios y les comparto los audios de este casete que un amigo los tiene grabados).

Es satisfactorio saber que me leen y lo más importante es que con las publicaciones traigo a la mente recuerdo vividos de una semana santa del ayer y retomamos el buen hábito de leer.

«RETOMEMEMOS EL JUEVES SANTO DE AYUNO, ORACIÓN Y PENITENCIA»

Casete de las que se vendían en Candelaria.  Foto: Pablo Andrés del Águila
Casete de las que se vendían en Candelaria. Foto: Pablo Andrés del Águila