Anécdota de: Sarith Nancy Lourdes Gómez Hernández.
Era el año 2013 mi Señor Sepultado de la Recolección iba a ser consagrado el 3 de noviembre, yo muy entusiasmada al enterarme de dicho acontecimiento decidí vestirme de negro y acompañarlo en todo su recorrido para ese día.
Llegó el mes de noviembre yo estaba muy emocionada porque se acercaba la consagración, no veia las horas en acompañar a Jesús.
Un día antes de su consagración comencé a sentir síntomas de una simple gripe a la cual no le preste importancia, y dije que nada me impediría estar presente y caminar junto a Jesús.
Llegó el día tan esperado, ese 3 de noviembre del 2013 el cual esperaba desde que anunciaron la consagración de mi Sepultado Recoleto. No pude levantarme de la cama, tenia fiebres muy altas, todo el cuerpo me dolía, la voz se me me había ido completamente.
Yo llorando y muy triste no me explicaba porque ese día tubo que pasarme eso, sentía dolor en mi corazón al no poder haber estado al lado de mi Sepultado. Mi abuelo, viendo lo triste que yo estaba, decidió llevarme a ver la procesión, yo me emocione porque al menos podría ir a verlo es un día tan majestuoso.
Nos situamos en la 9 Calle y 8 avenida de la zona 1, esperaba con emoción aunque muy enferma el paso de mi Señor, todos los estandartes empezaron a pasar, cuando de repente vi el anda que portaba a mi Señor, al pasar en frente de mi se me erizó la piel y con mucha alegría empecé a llorar porque a pesar de todo pude irlo a ver, no en la forma que esperaba pero ahí estaba y es entonces que me di cuenta que Dios quiso que las cosas fueran así, después mi abuelo me dijo, esto es para que te des cuenta que uno propone y Dios es el que dispone todo.
Desde entonces tuve un gran acercamiento con Mi Sepultado de la Recolección ya consagrado…
¡Cuéntanos tus anécdotas! tenemos un espacio especial para ‘tertuliar’ entre cucuruchos y cucuruchas.