La destrucción de la Ciudad de Santiago de los Caballeros, hoy Antigua Guatemala, acaecida el 29 de julio de 1773 obligó el traslado de la ciudad fundada por Pedro de Alvarado en 1524 y que gracias a los embates de la naturaleza había sido traslada para ese entonces en dos ocasiones.
Fue así que en medio de una convulsa situación política, el movimiento traslacionista encabezado por el Presidente de la Audiencia Martín de Mayorga y por el Arzobispo Pedro Cortéz y Larraz, se decide realizar el tercer traslado de la ciudad a un cuarto asiento, situado esta vez en el Valle de la Ermita situado a cuarenta kilómetros del anterior.
Fue así que se inició el traslado de todas las instituciones, entre ellas, la Iglesia Católica con todo su clero, parroquias, órdenes monásticas y patrimonio. Célebres son los datos históricos relacionados al traslado de grandes devociones de pasión, entre ellas, la de Jesús de la Merced registrada el 9 de julio de 1778.
No fue sino hasta casi un año después, en septiembre de 1779, que se realiza el traslado de los bienes provenientes de la cuatro veces centenaria Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios y del Templo del Calvario, que una vez situadas en el nuevo asiento, fueron fusionadas de manera física y administrativa.
Entre sus tesoros artísticos, se encontraba la imagen del Señor Sepultado que según la tradición oral, fue originalmente situada bajo un rancho pajizo ubicado en el solar que ocuparon posteriormente, en su orden, un cementerio y un parque, bautizado este último, inicialmente como “La Concordia” y después como “Enrique Gómez Carrillo”.
Dos siglos después, la devoción del Señor Sepultado del Calvario, mantenida viva por la Hermandad Cruzados de Cristo conmemoró el domingo 30 de septiembre de 1979 el histórico momento de llegada de la Sagrada Imagen a La Nueva Guatemala de la Asunción con una procesión sumamente emotiva en la que curiosamente el adorno fue sustituido por miles de arreglos florales que fueron colocados por los devotos a lo largo del recorrido procesional, muy al estilo de la procesión mercedaria de “La Reseña” de cada Martes Santo.
Diez años después, en 1989 las Hermandades de pasión del Templo del Calvario fueron testigos de la consagración de sus imágenes titulares en emotiva ceremonia realizada en el interior de la Santa Iglesia Catedral Metropolitana de manos del recordado Arzobispo Próspero Penados del Barrios. Dicho acto sirvió de motivo para la organización de una imponente procesión que inició desde las primeras horas de la mañana hasta entrada la noche de ese día.
Es por todo lo anterior, que en el presente año 2019, el Templo del Calvario celebra por partida doble, por una parte, el doscientos cuarenta aniversario de traslado de la imagen del Cristo Yacente y el trigésimo de consagración de dicha imagen junto a la muy venerada imagen de la Santísima Virgen de Soledad, conocida en la actualidad, como “Reina de la Paz”.