(Texto original de Luis Cabrera)
Era el año del 2013, tenía meses de haber empezado a laborar en mi primer trabajo, se acercaba la Cuaresma y mi miedo era no poderla gozar como otros años, no tenía turnos para cargar esa Semana Santa, ya que por mi trabajo no podía ir a comprarlos, el único que pude comprar fue el de Jesús de Candelaria ‘Cristo Rey’ para el Jueves Santo; sin embargo mis horario de trabajo eran muy extensos y por el echo de haber perdido mis turnos, sinceramente no creí poder ‘disfrutar’ mi Semana Santa como antes.
Tenía 18 años y estaba en procesiones desde los 6 meses de vida, según me cuenta mi mamá; una semana antes de la semana mayor, por noche le pedí a Jesús de Candelaria que me dejara cargarlo y como cosa rara me brotó una lágrima y no estaba llorando.
¡Llego el dia! el Sabado anterior a Ramos entregaban los turnos de Candelaria, mi papá fue a traer los turnos a Candelaria; cuando salí en mi hora de almuerzo en mi trabajo, vi que mi papá puso una foto del turno y medité: «espero llevarte en hombros».
Llegó la noche y le dije a mi papá que me dejara ver los turnos, me dio los sobres y el primero que ví fue el de Él, luego el de mi hermano, el de mi abuelo y al saber que el ultimo era mío; mis ojos se llenaron de lágrimas, cuando lo saco y miro la foto de Cristo Rey le digo… «déjame cargarte mi jesusito!»; saco el resto del turno para ver que número tenía, me di cuenta que decía «Extraordinario de Entrada» empecé a llorar como no tienen idea.
Fue uno de los turnos más especiales que he tenido, al momento de que estaba entrando con mi Jesús de Candelaria al templo, yo estaba tan tranquilo y relajado que al instante de escuchar las notas de Una Lágrima cayó una lágrima del mismo lado que había caído la vez que le pedí que me dejara cargarlo: el ojo derecho de mi cara, curiosamente la gota de lágrima duro toda la marcha; se escucharon los redoblantes, bajaron las andas pero la única lagrima que no cayó de tantas que brotaron, fue la primera que salió de mi ojo, justo la que duró toda la marcha, la lágrima que me salió la noche que le pedí que me dejara llevarlo en hombros, esa lágrima que me salió cuando vi el turno, y no hay ninguna duda que existió una manifestación de Fe por medio de mi Cristo Rey el que me dio ese hermoso regalo.
¿Y tu que viviste en ésta Semana Santa?, se parte de éstos hermosos testimonios de Fe contando tu anécdota