(Texto original de Carlos)
Esto sucedió en el año de 2013, en ese entonces yo tenía 17 años, ese año mi mamá decidió comprar turnos para Procesiones Infantiles para mi hermano; por lo que a mí me intuyó la curiosidad y la devoción de cargar un cortejo » DE GRANDES«, como ya era tarde para inscribirme como nuevo en Candelaria, San José, La recolección, etc. sólo me quedaba la opción de encontrar turno en la Parroquia vieja, en realidad es la Iglesia a la cual asistimos con mi mamá.
Fui entonces a comprar mi turno el segundo Domingo de Cuaresma de aquél año ya mencionado, comprar mi primer turno era tan especial para mí, ya que mi mama me lo regaló. El esperado Sábado de ramos llegó y fui a recoger mi turno, el cual, correspondía un ordinario antes de la catedral; ¡me emocioné tanto! pues para ser la primera vez que cargaba, me tocaría un turno (por así decirlo) ‘especial’.
Llega el Lunes Santo y yo muy emocionado desde la mañana le decía a mi mamá que ya iba a llegar la hora, a eso de las 16:30 horas me preparé para salir y mi mamá había salido a hacer unos mandados y pensé que seguro no tardaría en llegar. Pasaron las horas y mi mamá venía corriendo, ya para ese entonces eran las 18:00 horas por lo que tuvimos que salir corriendo hacia el encuentro con mi Jesús de las Tres Potencias. Llegando a la procesión, ya venía por la Catedral… ¡ya había pasado mi turno! y muy enojado le reclamé a mi mamá que era gracias a su atraso me había perdido el momento de cargar; al final, decidí meterme a las filas cuando me encontré a un amigo que estudió conmigo y le conté lo que me había sucedido, me dijo –«mirá ahí va un señor de la Asociación, pero solo va vendiendo los de sexto extraordinario de entrada, no sé si tendrá otros ordinarios«-
Me di la tarea de buscarlo hasta que ya por el Santuario de san José lo encontré y pregunté si tenía algún turno ordinario, y cual fue mi decepción que ya no tenían; y claro, lo que decía mi amigo, me ofreció el Sexto Extraordinario de Entrada; medité e inmediatamente acudí a mi mamá y le dije que si me podía ayudar a comprar ese turno; mi mamá con angustia me dijo que sólo tenía dinero en la casa; aún intentando ‘ajustar’ no llegaba al precio del turno, me hacían falta Q50; triste por el momento llegué a ver el anda de mi Jesús de las Tres Potencias ya pasando un poco más adelante del Santuario de San Jose; de la frustración le volví a reclamar a mi mamá que gracias a ella no pude llevar en hombros a Jesús; recuerdo que me dijo con un tono de consejo: «si seguís así, no lo vas a cargar, feliz deberías estar por que lo acompañaste en filas«; algo tocó mi corazón por lo que volví a mi mamá y pedí que me disculpara por mi abusivés de haberle dicho tantas cosas.
En el momento exacto en que terminaba de hablarle a mi mamá, la persona encargada de los turnos en venta me preguntó «¿ya no vas a querer el turno?» mi respuesta fue que no me alcanzaba a poderlo comprar (para ese entonces el anda iba llegando al sexto de entrada); el señor me jaló y me dijo: «voy a preguntar a ver si me permiten dejarte el turno en ese precio«, yo solo veía el anda acercarse a mí por lo que inicié una oración: «mi Jesús, tu sabes mi deseo, si es tu voluntad, permíteme llevar en Hombros a ésta hermosa Imagen, si no, aceptaré tu voluntad y lo intentaré el otro año«, en ese momento ya el anda llega a terminar la cuadra del turno del Quinto de Entrada e inmediatamente se me acerca el mismo Señor que vendía los turnos y me dicen que me darán el turno, por una especial excepción, al precio que yo tenía en mi bolsillo; tal fue mi emoción que le di las gracias, le dí el dinero, tomé el turno y me metí al primer lugar vacío que vi en el anda, pues ya estaba en movimiento en el sexto de entrada.
Recuerdo que de mi emoción, no avisé a nadie para meterme al turno, por lo que un encargado llegó hacia mí y me consultó sobre mi cartulina, al mostrarla me sonrió y me deseó un buen turno, di gracias a Dios por permitirme llevar en hombros a Jesús de las Tres Potencias, que por primera vez en mi vida había cargado. Al terminar mi turno no pude evitar soltar una lágrima por ese momento y luego corrí a los brazos de mi mamá y le dije «gracias por atrasarte, me diste el mejor turno de mi vida«, la mirada de mi madre fue para mí como una ‘Ternura Infinita‘.
Qué maravilloso es reconocer tus faltas y tomar la decisión de pedir perdón y proponerte ser mejor cada día, y aún mejor si lo haces para con ese hermoso Ser que te dio la Vida: Tu Mamá.
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