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La Virgen de Guadalupe en San Marcos

DEVOCIÓN A LA VIRGEN DE GUADALUPE EN SAN MARCOS

APUNTES PARA SU HISTORIA:

En San Marcos la devoción como en el resto del antiguo Reino de Guatemala, estuvo presente desde muy temprana época y prueba de ello que en el año de 1,764 los devotos a la Santísima Virgen de Guadalupe fundaron en San Marcos la Hermandad de Nuestra Señora de Guadalupe, que posteriormente se transformó en cofradía. Esta cofradía celebraba las siguientes fiestas con misa: Festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, Misa de Aniversario, Pascua de Navidad, Purificación de Nuestra Señora (02 de febrero), Santa Rosalía de Palermo (04 de septiembre), Misa por elección.

La cofradía contaba con un oratorio en el área sur occidental de San Marcos, en una llanura que desde entonces se denominaba “Los Llanos de Guadalupe”, aunque no está claro si el terreno era propiedad de la cofradía o de algún devoto, esta área cobró importancia debido a que en 1,795 el arzobispo de Guatemala Juan Félix de Villegas autorizó el traslado de la Iglesia Parroquial, del centro de la población hacia el Oratorio de Nuestra Señora de Guadalupe, debido a que el terremoto de 1,791 derrumbó la construcción original y se divisaba el peligro pues estudios realizados en la época demostraban que el área de la plaza central de San Marcos, aparte de estar circundada por dos ríos, era terreno bastante cenagoso.

Precisamente para 1,790 la cofradía contaba con 3 imágenes de Nuestra Señora de Guadalupe, según se desprende de una “memoria de bienes que tiene esta cofradía” realizada en noviembre de 1,795. Los bienes eran: “Una Imagen de Nuestra Señora grande en pintura de lienzo, en su altar de la Iglesia Parroquial. Y en la mesa de este mismo altar una imagen de bulto de Ntra. Sra. De poco más de vara de alto, que sirve para las procesiones… “ más adelante agrega “Una Imagen de Nuestra Señora en pintura, con su marco, que está en el Oratorio, a cargo del prioste”.

Luego del traslado de la Iglesia Parroquial, la imagen que permanecía en el oratorio fue trasladada a la sacristía de dicho templo.

Desapareciendo con el tiempo las dos imágenes en pintura, quedando solo la hermosa imagen de bulto hasta el día de hoy.

Aunque en el Periódico “Palingenesia”, editado e impreso en San Marcos, por profesionales liberales, en su edición del 15 de septiembre de 1,925, en la sección de hombres ilustres, indica:

“LUIS MALDONADO, sucedió en el arte y en el oficio a su Maestro Mariano (refierese aquí al Maestro escultor marquense don Mariano Maldonado 1,787-1,878) y, como este sobresalió en sus obras que aún se conservan en la Iglesia Parroquial de esta Ciudad, donde destaca como una de las primeras por su arte y hermosura la Virgen de Guadalupe y otras imágenes de mérito artístico”.

Esta referencia ser cierta ya que, la Imagen de la Virgen de Guadalupe es descrita en 1,790, no es mencionada en los inventarios de 1,814, 1,842 y 1,849. No es sino hasta en el inventario de 1,865 en que se apunta: “una Virgen de Guadalupe con corona de Plata”, es decir aparece su ubicación nuevamente durante el periodo de vida y obra de los maestros Mariano y Luis Maldonado, por lo que analizando otras obras de otros municipios como la Virgen de Concepción de la parroquia de San Antonio Abad, podríamos afirmar como nacidas de un mismo escultor, por el tratamiento estilístico y anatómico de ambas esculturas entre las cuales figuran muy pocas diferencias.

Sea como sea es la Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, una imagen muy antigua, bella y peculiar, siendo una de las primeras en ser de bulto, de vestir y con cabellera de pelo natural.

El Inventario de 1,873 indica entre los apartados de objetos de plata: “44. Corona imperial de la Virgen de Guadalupe”, y entre las imágenes y retablos indica: “111. Altar del Señor Sn. José… a los lados de este nicho están las imágenes de Guadalupe y de otro Niño llamado del “Corpus”, de tamaño regular.

En el inventario de 1,937 la imagen aparece en medio de San Joaquín y Santa Ana, seguramente en uno de los grandes camarines de pino provisional que se hicieron con motivo de la ruina de la Iglesia en el terremoto de 1,902. Algunos de los cuales se observan en la Iglesia del Calvario hoy en día.

¿Qué sucedió con la imagen primigenia de Guadalupe que habla el apunte en el libro de la cofradía de 1,795? ¿Se extravió? ¿era propiedad particular? ¿se averió en algún terremoto y fue necesaria su total restauración por el maestro Maldonado?, estas son interrogantes que se podrán dilucidar con el paso de algunas investigaciones más, en el hallazgo de nuevos documentos e información que sustente cualquier afirmación o teoría.

Lo que parece ser afirmación del periódico liberal palingenesia de 1,925, no está para nada descartada toda vez que los editores pudieron incluso conocer en persona al Maestro Escultor Luis Maldonado.

Con la fundación de los cantones de la ciudad de San Marcos el 20 de enero de 1,852 la cofradía poco a poco fue mermando funciones y delegándolas en los habitantes del cantón de Guadalupe, ya que al ser uno de los cantones de la ciudad, era obligación de los vecinos del mismo celebrar a Nuestra Señora como se había acostumbrado según la a cofradía.

Respecto a la venerada Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, el profesional en la restauración, técnico restaurador de bienes muebles, con amplia experiencia y egresado en la Universidad de San Carlos de Guatemala afirma lo siguiente:

Es sumamente complicado encontrar en América la advocación de Guadalupe en escultura religiosa de antaño usualmente existen lienzos que hacen réplica de la tilma milagrosa; sin embargo en la Catedral de San Marcos Evangelista del departamento de San Marcos se conserva uno de los exponentes más bellos y singulares de esta advocación en imaginería, esta escultura tiene los rasgos propios de las tallas marquenses realizadas durante el siglo XIX, entre ellas los ojos pintados con una técnica particular que deja ver ciertas lucen en los iris, la postura solemne con cierto nivel de hieratismo y solemnidad el rostro sereno que a lo lejos esboza una leve sonrisa y la vista hacia abajo, dirigida al fiel que la observa, ojos grandes y almendrados sus parpados de grandes pupilas en un tono verde musgoso, el encarnado según la evidencia que se encuentra es de una lisura extraordinaria y brillante hecho a la técnica colonial con la vejiga de carnero, finos peleteados y detalles lineales en labios y ojos nos ubican a una temporalidad aproximada de manufactura entre mediados y finales del siglo XIX, así como el contraste cromático de la palidez de su piel blanca con los frescores en tonos rosicler encendido muy característicos de esta época, tiene en su cabeza el área delimitada para utilización de cabellera de pelo natural y en sus orejas agujeros para la colocación de aretes, sus manos regordetas se posan suavemente sobre su pecho en postura orante existe evidencia que los pies actuales que están calzados con finas zapatillas sean originales de la escultura probablemente la modificación posterior fue colocarle piernas pues toda su tipología coincide con la de una imagen de bastidor.

Llama poderosamente la atención la cantidad de mandas forzosas dejadas en testamentos durante los siglos XVIII y XIX a la Santísima Virgen de Guadalupe en San Marcos, seguramente por su patrocinio sobre América, contra las pestes, contra los terremotos y como procuradora de las ánimas del purgatorio.

La fiesta, según la describe el Doctor y Coronel J. Ignacio Alfaro Sánchez cronista de la ciudad, era al igual que la de la Inmaculada Concepción de convite, novenario, trono, rezado y loas, aunque en menor magnitud que la de Nuestra Señora de Concepción, que era tomada como fiesta patronal, mientras que la de Guadalupe, como fiesta cantonal, aunque no por ello llena de devoción y fervor.

El convite era para la invitación a las fiestas se realizaba el primer domingo de diciembre, y cuando este era 01 del mismo mes,  para no coincidir con el de Concepción se realizaba el segundo domingo. Para el novenario la imagen en bulto era trasladada a casa del cofrade o de algún vecino del cantón.

La procesión se realizaba el día de la festividad, es decir 12 de diciembre o en la víspera (11 de diciembre), el trono de la Santísima Virgen era un entarimado alto adornado con papel de china y velas, las loas especialmente compuestas para tan especial ocasión, distintas a las que se le dedicaban a Nuestra Señora de Concepción, el día 07 de diciembre; además se realizaban bailes tradicionales como el de los enanos que eran hombres con el estómago desnudo con un rostro pintado en el mismo, que portaban grandes sombreros que les cubrían los verdaderos rostros hasta el pecho y bailaban alrededor de un caballo con cintas, el caballo representado con otros dos disfrazados.

El mismo cronista de la Ciudad Dr. Alfaro Sánchez, describe que el convite era alegrísimo y salía de la casa de la familia conocida como “LOS CHATOS” a donde regresaba en gran fiesta. Esta es hoy en día una casa del cantón Guadalupe, de la familias  Ángel y Mérida, que hoy  en día es habitada por descendientes de ellos.

Actualmente la fiesta y la devoción no han mermado, aunque los detalles característicos del trono, el convite y sus loas ya lo han hecho ante la incuria de los tiempos.