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¿Debería cambiarse la fecha de la Semana Santa? La Iglesia Católica estaría dispuesta a aceptarlo

En un reciente evento en la Basílica de San Pablo Extramuros en Roma, el Papa Francisco resaltó un tema que ha sido debatido durante siglos: la posibilidad de unificar la fecha de la Semana Santa para todas las confesiones cristianas. Durante la celebración de las vísperas en el marco de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el pontífice hizo referencia al próximo aniversario del Concilio de Nicea, que en el año 325 estableció las bases para determinar la fecha de la Pascua.

Este concilio, celebrado antes de las grandes divisiones entre cristianos, tuvo el objetivo de consolidar la unidad de la Iglesia en tiempos de creciente diversidad doctrinal. Fue en ese contexto donde se aprobó de manera unánime el Credo de Nicea, que aún hoy es recitado en muchas liturgias cristianas, tanto católicas como ortodoxas y protestantes. Entre sus decisiones clave, también se estableció que la Pascua debía celebrarse el primer domingo después de la primera luna llena de primavera, lo que hasta hoy rige el calendario litúrgico en Occidente.

Sin embargo, debido a las diferencias entre los calendarios juliano y gregoriano, la fecha de la Semana Santa no es la misma para todas las iglesias cristianas. La Iglesia Ortodoxa sigue utilizando el calendario juliano, mientras que la Iglesia Católica y la mayoría de las denominaciones protestantes usan el calendario gregoriano, lo que provoca que en muchas ocasiones la Pascua se celebre en días distintos.

El Papa Francisco subrayó que en este 2025 se dará la coincidencia de que ambas tradiciones celebrarán la Pascua el mismo día, algo que sucede ocasionalmente debido a los ciclos de los calendarios. Aprovechando esta circunstancia, el pontífice insistió en la posibilidad de establecer una fecha fija para la Pascua, que pueda ser compartida por todas las iglesias cristianas del mundo.

En su mensaje, Francisco aseguró que la Iglesia Católica está dispuesta a aceptar cualquier fecha que se acuerde de manera conjunta, en un esfuerzo por fortalecer la unidad entre los cristianos. Este no es un tema nuevo, pues ya en el siglo XX se discutió la posibilidad de fijar la Pascua en un día concreto, como el segundo domingo de abril, con el fin de facilitar la organización litúrgica y social de la festividad.

El tema de la unificación de la Pascua ha sido abordado en diferentes ocasiones en los diálogos ecuménicos entre católicos, ortodoxos y protestantes. De hecho, en 2016, el Papa Francisco ya había manifestado su disposición a discutir el asunto con el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla y otras iglesias. La Iglesia Copta Ortodoxa de Egipto también ha expresado su interés en alcanzar un consenso sobre el tema.

A pesar de estos avances, el debate sigue siendo complejo, ya que implica no solo cuestiones teológicas y litúrgicas, sino también aspectos culturales y tradicionales que varían en cada comunidad cristiana. Para muchos fieles ortodoxos, la fecha de la Pascua según el calendario juliano tiene un significado profundo que no desean modificar. Del mismo modo, algunas iglesias protestantes han mostrado interés en la propuesta, pero cualquier cambio requeriría consenso global.

En su intervención en San Pablo Extramuros, el Papa Francisco reiteró su llamado a la unidad y animó a las distintas denominaciones cristianas a trabajar juntas para superar las divisiones históricas. La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos concluyó con la recitación de las vísperas, en un gesto de fraternidad entre las distintas iglesias.

El 2025 representa una oportunidad única para evaluar si la coincidencia en la fecha de la Pascua puede servir como un punto de partida hacia una celebración unificada en el futuro.

La disposición de la Iglesia Católica a aceptar una nueva fecha común demuestra su interés en promover la reconciliación entre los cristianos y reforzar los lazos de fraternidad que los unen en la fe en Cristo Resucitado.