Saltar al contenido

La consagración de Jesús Nazareno de la Indulgencia del Beaterio de Belén

LA LITURGIA, RITUAL Y ACTO DE CONSAGRACIÓN DE JESÚS NAZARENO DE LA INDULGENCIA

Llegado el día grande para la comunidad del beaterio, en el ingreso a Catedral se entregaron estampitas con la fotografía de Jesús como recuerdo de su Consagración y el misal conteniendo la liturgia a seguir durante la misa y el acto de consagración.

La bicentenaria Catedral dio la bienvenida a un pueblo congregado para presenciar un acto histórico, el altar mayor dispuesto para la ocasión, bellamente arreglado con sendos floreros con iris moradas, y Gerberas rojas. ¡ALABADO SEA JESUCRISTO! “¡Sea por siempre alabado!”, respondemos con júbilo ante esa jaculatoria que encabeza el título de la parte toral de este documento.

Consagración de Jesús Nazareno del Beaterio de Belén
Consagración de Jesús Nazareno del Beaterio de Belén

15 de marzo, IV domingo de Cuaresma, la “Solemne celebración eucarística de la consagración de Jesús Nazareno del Beaterio de Belén”, en su monición de entrada, nos refirió al marco del bicentenario de la Catedral, en el domingo de la alegría, en el que Su Eminencia Reverendísima, Monseñor Oscar Julio Vian Morales, consagrará a la venerada imagen. Frente al altar mayor, se pusieron las reliquias, tanto del Santo Hermano Pedro, como de la beata Sor Encarnación Rosal, quienes estuvieron íntimamente ligadas la imagen del Nazareno. Musicalmente, se le obsequió a Jesús Nazareno la denominada: “Misa de la Indulgencia”, creación del maestro Luis Adolfo Pirir Ávila.

Todo nos llevaba al hecho del envío de Dios, a su hijo unigénito, para nuestra salvación. La Iglesia nos invita a venerar a las imágenes, que cuando han sido elaboradas con gran arte, perfección y gozan de una religiosa nobleza y notable antigüedad, vienen a ser un resplandor de aquella belleza que procede de Dios y a Dios conduce.

Consagración de Jesús Nazareno del Beaterio de Belén
Consagración de Jesús Nazareno del Beaterio de Belén

Liturgia de la Palabra, que en su primera lectura, tomada del libro 2º libro de las crónicas, Cap. 36; 14- 16, 19-23, habla de las infidelidades del pueblo de Dios, que ha sido exhortado por Él, a través de sus mensajeros, porque sentía compasión de su pueblo y deseaba preservar su santuario. Sus enviados y ello desató Su furia sin remedio.

Envió al rey de los caldeos, quien destruyó el templo del Señor. Quienes escaparon de la espada, fueron llevados cautivos a Babilonia, en donde fueron esclavos, hasta que el rey no pasó al dominio de los persas, para que se cumpliera lo profetizado por Jeremías: “Hasta que el país haya pagado sus sábados perdidos, descansará de la desolación, hasta que se cumplan setenta años”.

Posteriormente, Ciro, rey de Persia, decretó la edificación de una casa para Dios y todo el descendiente de su pueblo, que parta y que Él le acompañe. El salmista invitó a responder en coro, lo que dice el Salmo 136: “Tu recuerdo Señor, es mi alegría”, y la Catedral, abarrotada de personas, que incluso seguían la misa por las pantallas de las naves laterales, contestaba entonando, tal y como lo hacía la persona desde el ambón.

La 2ª lectura, nos presentó la misiva de San Pablo a los efesios, 2, 4-10. En donde habla del amor y la misericordia grandes de Dios, porque estábamos muertos por nuestros pecados y Él nos dio la vida con Cristo y en Cristo, por una merced suya hemos sido salvados, nos ha resucitado y reservado un sitio en el cielo. Dios nos muestra por medio de Jesús, la incomparable riqueza de su gracia y de su bondad para con nosotros. Y todo ello, no por nosotros mismos, sino por un don de Dios.

Consagración de Jesús del Beaterio de Belén
Consagración de Jesús del Beaterio de Belén

En el santo Evangelio según San Juan, 3, 14-21, Jesús hablaba con Nicodemo sobre que Él tiene que ser levantado, a la manera de cómo fue levantada la serpiente en el desierto por Moisés, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna, porque tanto amó Dios al mundo, que envió a su único hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, porque no lo envió para la condenación, sino para la salvación de la humanidad. El que cree en Él no será condenado, pero el que no cree, ya está condenado por ello. Porque vino la Luz al mundo y los hombres prefirieron las tinieblas, porque sus obras eran malas. Y el que obra el bien, se acerca a la Luz.

Entrando al rito consagratorio, el monitor invitó al rector del Beaterio de Belén, para hacer la petición correspondiente, en nombre de todos los devotos de Jesús Nazareno, a lo que, en el uso de la palabra, solicitó la gracia de la unción y consagración de la insigne imagen. El Arzobispo replicó con la pregunta:

Consagración de Jesús Nazareno del Beaterio de Belén
Consagración de Jesús Nazareno del Beaterio de Belén

“¿Considera usted, Ilustrísimo Monseñor, qué su devoción es secular y está suficientemente extendida?”, a lo que se le respondió: “Lo creemos, Excelencia, y como muestra de ello, exponemos a continuación un breve extracto de los datos históricos y devocionales relacionados con esta bendita imagen”.

Una vez formulada la reseña histórica-devocional, nuevamente el prelado consagrante dijo: “Tomando en cuenta la filial devoción que el pueblo católico siente a la imagen de Nuestro Señor Jesucristo en su advocación de Jesús Nazareno del Beaterio de Belén, es para mí un gusto y un deber responder a su petición.

Por El encargado general, como miembro de la Comunidad hizo la presentación histórica de los datos de la imagen y el encomio del caso. tanto, como Arzobispo de esta Arquidiócesis de Santiago de Guatemala, concedemos la consagración de la venerada imagen de Nuestro Señor Jesucristo en su advocación de Jesús Nazareno del Beaterio de Belén”. El monitor invitó a que con júbilo dijéramos: “¡Demos gracias a Dios!”, lo cual fue respondido estruendosamente y con aplausos.

Consagración de Jesús Nazareno del Beaterio de Belén
Consagración de Jesús Nazareno del Beaterio de Belén

En la homilía, el señor Arzobispo, fue enfático al decirnos que, a pesar de estar en un tiempo de recogimiento espiritual, como lo es la cuaresma, este domingo particularmente llamado “Letare”, ¡es de alegría!, y por eso nos congregamos en torno a Jesús Nazareno de la Indulgencia, para hacerla manifiesta interna y externamente.

Consagración de Jesús Nazareno del Beaterio de Belén
Consagración de Jesús Nazareno del Beaterio de Belén

Hubo un momento de profundo silencio, mientras que dos integrantes de la Comunidad, retiraban las canoas con corozo y flores puestas frente a Jesús Nazareno (dispuesto en una leve tarima, forrada con tela morada), para dejar el espacio que facilitara la movilización del obispo consagrante y su séquito. “¡Oh Señor envía a tu Espíritu, qué renueve la faz de la tierra!”, fue la fórmula impetratoria utilizada, previa al rito de consagración.

Consagración de Jesús Nazareno del Beaterio de Belén
Consagración de Jesús Nazareno del Beaterio de Belén

El monitor pidió que en señal de respeto, todos permaneciéramos de rodillas, el consagrante procedió a incensar a la imagen, luego ungió con el santo crisma, la frente, mano derecha, mano izquierda, pie derecho y pie izquierdo. Como testimonio de lo anterior, quedaron 5 cruces en los lugares en donde fue aplicado el óleo consagratorio. Al fondo se escuchaba la pirotecnia, una forma muy particular guatemalteca, de mostrar júbilo. También tañían las campanas catedralicias.

Profesión de fe, que en esta ocasión se utilizó a manera de las preguntas que el celebrante hizo a los presentes sobre el Credo: “¿Creen ustedes en…?”, la oración en los files, en las que, además de las intenciones habituales por la Iglesia, el Papa y los gobernantes, se incluyó la siguiente petición, así: “Para que el Señor bendiga a todos los que se esfuerzan por hacer presente el Reino de Dios en medio de nuestro pueblo, especialmente a quienes sirven al Señor con generosidad y entrega. Por todos los miembros activos de la Comunidad del Beaterio de Belén. Oremos.”

Consagración de Jesús Nazareno del Beaterio de Belén
Consagración de Jesús Nazareno del Beaterio de Belén

Posteriormente se continuó con la Liturgia Eucarística, que se integra de la siguiente forma: Ofertorio, consagración del vino y el pan, comunión y ritos finales. En una monición de cierre, se dijo: “Hoy nuestro corazón salta de gozo, Dios padre nuestro, al sabernos amados por ti con una amor que nos hace hijos tuyos. La prueba de tan gozosa noticia es Jesús, tu hijo, nuestro hermano mayor y amigo para siempre.

El no vino para condenar sino para salvar al hombre que tú amas con misericordia y ternura de padre. Por eso, cargó con la cruz y murió en ella. Pero tú lo resucitaste, abriéndonos el camino de la esperanza. Haz que sepamos corresponderte como hijos tuyos en el amor. Gracias, Señor, porque tú eres un Padre que nos ama, siempre fiel y atento a todos tus hijos. El secreto del mundo y nuestra existencia humana está fundado en el latir de tu corazón que ama. ¡Gracias, Señor, por tu infinito amor! Jesús Nazareno del Beaterio de Belén, Jesús Indulgente, bendícenos y danos tu paz.”

Fuente: Liber Aureus