La imagen de la Virgen de Dolores que hoy se venera en la parroquia Inmaculada Concepción de Villa Nueva es mucho más que una obra de arte religioso: es un testimonio vivo de fe, tradición y herencia cultural que se remonta a los siglos XVIII y XIX. Su historia combina el legado artístico del barroco guatemalteco, la organización de las hermandades coloniales y la profunda devoción mariana que ha acompañado al pueblo desde su fundación.
Detalles de la Virgen de Dolores de Villa Nueva:
Origen de la devoción a la Virgen de Dolores
La iconografía de la Virgen de Dolores se basa en el pasaje del Evangelio de San Lucas (2, 35), cuando Simeón profetiza a María: «¡Y a ti misma una espada te atravesará el alma!». Desde la Edad Media, y especialmente tras las revelaciones a Santa Brígida de Suecia en el siglo XIV, esta devoción fue promovida por la Orden de los Siervos de María y se expandió por Europa y América.
En Guatemala, las imágenes de la Virgen de Dolores fueron introducidas por misioneros y doctrineros, quienes las utilizaron como recurso catequético junto a grabados y pinturas. En el caso del antiguo San Miguel Petapa, la devoción encontró terreno fértil entre la población indígena poqomán y, más tarde, entre los ladinos que fundarían la Villa Nueva de la Concepción.
La imagen de la Virgen de Dolores de Villa Nueva
La actual imagen es una escultura de bastidor (tallada en cabeza y manos en madera de cedro, con cuerpo para vestir) de aproximadamente 1.60 metros. Sus ojos de vidrio soplado, lágrimas del mismo material y encarnado al óleo revelan el refinado estilo del barroco guatemalteco del siglo XVIII, caracterizado por el realismo y la expresividad dramática.
En 2017, durante su restauración por el Lic. Javier Fernández, se halló un documento dentro de la caja torácica con el nombre del maestro Blas Rodríguez, reconocido escultor indígena activo en la primera mitad del siglo XVIII. Aunque no existe confirmación definitiva, comparaciones estilísticas con otras obras, como la Santa Gertrudis de la Recolección, sugieren que podría haber salido de su taller.

La hermandad y el culto a la Virgen de Dolores
Los registros más antiguos de la parroquia datan de 1758 y mencionan un “Resplandor de Dolores” como parte del ajuar litúrgico. En 1763, según documentos citados por Monseñor Erwin García Arandi, se habría fundado la cofradía dedicada a esta advocación mariana.
En 1813, el arzobispo Ramón Casaus y Torres registró por primera vez a la Hermandad de la Virgen de Dolores, que contaba con dos imágenes (una de altar y otra procesional), además de un importante conjunto de vestiduras, andas y objetos de culto. La imagen procesional podría haber sido la que hoy se venera como Santa María Magdalena, según la tradición oral.

El culto tras la independencia
Durante el siglo XIX, la devoción continuó, aunque muchas cofradías desaparecieron. El presbítero José María Navarro aún menciona la función solemne del Viernes de Dolores, en la que la imagen principal presidía las ceremonias previas a la Semana Santa.
Pese a los cambios sociales y eclesiásticos, la Virgen de Dolores de Villa Nueva ha mantenido su lugar central en la religiosidad local, siendo protagonista de procesiones, rezos y actos de piedad que han sobrevivido a más de dos siglos de historia.
La Virgen de Dolores de la parroquia Inmaculada Concepción de Villa Nueva es una joya del patrimonio religioso guatemalteco. Su valor no radica únicamente en su antigüedad o calidad artística, sino en el hecho de que representa la continuidad de una fe que ha unido a generaciones enteras.
Hoy, su mirada serena y su expresión de dolor siguen convocando a fieles y devotos, recordándonos que la historia de Villa Nueva y su gente no se entiende sin esta advocación mariana.

Fuente: Ensayo de la aproximación a la Virgen de Dolores de Villa Nueva del Alejandro Cóbar, historiador.