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¡Vivo enamorada de Jesús Nazareno!

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Mi anécdota se remonta a mis primeros dos años de edad, mis padres me llevaron junto a mi hermano a mi primer turno en un sexto viernes de cuaresma, durante la romería en el Templo San Juan de Dios, claro que era algo simbólico pues no podía cargar bien aún. Mi abuelo materno, cargo durante 50 años a Jesús Nazareno y eso marcaría el lugar de mi devoción para toda mi vida.

Algunos problemas familiares se dieron cuando aún estaba en el colegio, donde me enseñaron a pedir de corazón a Dios lo que necesitara, en ese entonces pedí por los problemas que se estaban dando en mi familia para que se acabaran.

Fue cuando entonces, comencé a vivir a la vuelta del templo, pero al mes de mudarnos en 2006, mi abuelo falleció, él era como un padre para mi pues mientras mis padres trabajaban, él nos cuidaba a mí y a mis hermanos. Fue un golpe terrible, la misa de cuerpo presente fue en el templo San Juan de Dios. Recuerdo que cuando estaba entre mi tristeza y mis lágrimas, levanté mi mirada y pude observarlo a Él, a Jesús Nazareno. El ver su mirada tan tierna y llena de amor me hizo pensar que mi abuelo estaba en un mejor lugar, disfrutando de nuestro Señor.

Los siguientes meses fueron difíciles, mi padre empezó a beber demasiado, a diario podríamos decir. Yo, con mucha tristeza fui a ver al “Canchito” como le decimos cariñosamente en Xela y gracias a mis oraciones y a El mi padre pudo dejar el vicio, todo fue claro, pedido de corazón.

Los años pasaron, Jesús me permitió hacer mis sacramentos en su templo, hasta el sacramento de la confirmación. Es tanto mi agradecimiento hacia Él que también en su templo realice mi misa de XV años. Hubo un momento donde recordé a mi abuelo y aunque el dolor me volvió a invadir, recuerdo muy bien que Jesús Nazareno me sonrió, aunque parezca una locura y calmo mi alma en ese momento.

Para el año 2014, debía tomar una decisión, en la cual debía hacer un viaje para no volver, pero yo, no quería dejar a mi Canchito. ¡Así que fui al templo a pedirle su bendición y que, si era su voluntad, volvería! Y así fue, pude volver al poco tiempo a mi amada Xela y ver a mi nazareno nuevamente.

En el año siguiente mi hermano pequeño y yo, estábamos con la ilusión de estar más cerca de Él y de servirle, claro que como dije antes, pidiendo de corazón, Jesús nos escucha y así fue. Aunque para el año 2016 mi abuelita estaba en silla de ruedas y fue muy doloroso pues no podíamos ir a traerla para apreciar el cortejo como lo hacemos cada año sabia en el fondo de mi corazón que todo estaría bien y que los cambios son normales en nuestras vidas.

Luego del viernes santo, me hicieron el llamado para ser acolita nuevamente en la iglesia, como lo hice cuando era más pequeña. ¡Por supuesto que acepte el llamado! Creo fielmente que Jesús me ha llamado para servirle fielmente, para tener una oportunidad de estar más cerca de El, ahora en el altar donde está El en imagen y en Sacramento.

Enamorarme de Jesús Nazareno no fue difícil, su mirada tierna llena de amor fue lo que me enamoro de Él. Una mirada que me da paz, tranquilidad y me promete que nunca estaré sola. Esa mirada me hace saber que me am, que entrego su vida por mi. El no me reprocha si le fallo pues soy humana, pero me da su mano para que siga junto a Él.

Asi es como he llegado a amarlo y hacer todo lo posible por demostrarle que lo amo intensamente. ¡Seguiré amando a mi Canchito, hasta que El me de vida!.

 

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