Anécdota de: Gabriela López.
Soy devota cargadora desde niña, toda mi vida me inculcaron la devoción hacia nuestras imágenes, siempre he cargado en la Antigua, pero a partir del 2015 empecé a ser cucurucha capitalina. He tenido bastante devoción hacia ciertas imágenes de los templos capitalinos, pero de mis mas grandes devociones hasta hace unos años es Jesús del Consuelo y su hermosa madre la Virgen de Dolores de la Recolección, a quien muchos la reconocen como «la chinita».
El primer o segundo sábado de cuaresma soñé con la procesión de Jesús del Consuelo y la Virgen de Dolores de la Recolección hermosa chinita, pero como yo no tenía la costumbre de salir a las procesiones de la capital, yo no sabía que día salía esta procesión porque tenía muchos años de no verla. Entonces, llamé a un amigo que vive en el barrio recoleto y me dijo que la procesión de La Recolección salía el sábado antes de ramos o como lo conocen en la capital «Sábado del Consuelo».
En ese momento, yo me prometí que iría a cargar a la hermosa chinita y acompañar a Jesús del Consuelo así como se me habían presentado en mi sueño. Pero el tiempo pasó y por diversos motivos ya no me pude inscribir para cargar y hasta mi plan de ir a ver la procesión se desvaneció.
Pero ese viernes de dolores, otra vez soñé a mi chinita y con todo el dolor de mi corazón le dije «No madre, lo siento, pero no podré ir a verte.» Y ese mismo día en la tarde, una amiga me llamó diciendome que ella tenía turno para Sábado del Consuelo pero que no iba a poder ir a cargar y que me regalaba el turno, yo, ni dos veces le dije que ¡sí!, y en ese momento comprendí que mi chinita definitivamente quería que la cargara por que hasta turno extraordinario me concedió.
Sábado del Consuelo llegó y yo no tuve mas que agradecerle con lágrimas en los ojos por haberme dado ese honor de llevarla en hombros, y por haber hecho todo lo posible para que yo estuviera allí con ella y su amado hijo.
Este 2016, mi turno para estar con ella por segunda vez, y primeramente Dios yo seguiré con ella hasta que me lo permita.
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