«Maxikmatti, ma uel yu ye in moyolo, noxokoyou, ka neuatl in nisenkiska semikak Ichpochtli Sankta Maria, in Inantsin in uel neli Teotl Dios” («sábelo, ten por cierto hijo mío el mas pequeño, que yo soy la perfecta siempre virgen santa María, madre del verdaderísimo Dios por quien se vive)
Con estas palabras Nuestra Señora de Guadalupe inicia la “conversación divina” entre la Reina y su siervo Juan diego en las Narraciones del nican Mopohua.
Nican mopohua (que puede traducirse como Aquí se narra) son en realidad las dos primeras palabras de este relato cuya autoría, según el editor Luis Lasso de la Vega), es de Antonio Valeriano.
El Nican Mopohua está contenido en un libro más amplio, el Huei tlamahuiçoltica o El Gran Suceso publicado en el año de 1649. El título de esta obra en realidad es Huei tlamahuizoltica omonexiti in ilhuícac tlatohcacihuapilli Santa María Totlazonantzin Guadalupe in nican huei altepenáhuac México itocayocan Tepeyácac (en náhuatl, «Por un gran milagro apareció la reina celestial, nuestra preciosa madre Santa María de Guadalupe, cerca del gran altépetl de México, ahí donde llaman Tepeyacac»).
La lengua entre la Virgen de Guadalupe y Juan Diego
La lengua utilizada es el Náhuatl: El náhuatl (autoglotónimo Nāhuatlahtōlli, que deriva de nāhua-tl, «sonido claro o agradable» y tlahtōl-li, «lengua o lenguaje») es una macrolengua uto-azteca que se habla principalmente por nahuas en México. Surgió por lo menos desde el siglo VII.
En la narración podremos encontrar un dialogo muy dulce y enternecedor hasta el extremo en donde la Santísima Virgen María le pide a Juan Diego que vaya con el Obispo (Fray Juan de Zumarraga OFM) para hacerle saber que es su deseo el construir un Santuario en ese cerro para que desde ahí ella pueda ser el puente de mediación entre Dios y sus hijos.
En la tierna conversación leemos términos como “Notekuiyoe Siuapile, Nochpochtsine” (Mi Señora, Reina, Muchachita mía) incluso María Santísima habla de un mismo tono tan sublime y maternal: “Juantsin, Juan Diegotsin, Noxokoyou, Au in teuatl in tinotitlan ka uel motech netlakanekoni” ( Juanito Juan dieguito, mi hijito, mi mensajero digno de confianza).
No importa cuál es nuestra lengua y forma de expresarnos María no entiende y con esta bella narración nos deja en claro su amor y cercanía para con sus hijos y asi como cuando visitó a Santa Isabel así también a donde ella llega nos lleva a Dios en su seno y al espíritu Santo.
Maka tle tlein mitsmauti, mitstekipacho, makamo ken mochiua in mix in moyolo makamo xikimakasi in kokolistli, manose ok itla kokolistli, kokok teopouki ¿Kuix amo nikan nika nimonantsin ¿Kuix amo noseualotitlan, nekauyotitlan in tika ¿Kuix amo neuatl in nimopakkayelis Kuix amo nokuixanko nomamaluasko in tika ¿Kuix ok itla in motech moneki?
(que no se perturbe tu rostro, tu corazón; no temas esta enfermedad ni ninguna otra enfermedad ni cosa punzante, aflictiva ¿No estoy aquí yo, que soy tu madre? ¿No estas bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estas en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?)
Es así como la tierna conversación entre la Virgen de Guadalupe y San Juan Diego encierra una maternal protección.