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El Viernes Santo «más feliz» para mi prima

Procesión de Viernes Santo de la Merced
Procesión de Viernes Santo de la Merced

(texto original de Yesenia)

Era Viernes Santo y yo iba a cargar en la mañana; nos íbamos a juntar con mi prima y mi tío abajo del Santuario de Guadalupe porque por allí era mi turno. Sin embargo, casi una semana antes de la Semana Santa mi prima tenía muchas ganas de cargar en la merced para el Viernes Santo.

Ese día le pedí que me acompañara a la Merced y que tal vez hay turnos aún; fuimos sin embargo ya no habían. Ella triste me dijo «el otro año será»; transmitir su tristeza hizo que le aconsejara que anduviera en filas conmigo y si Dios quiere, tendría la oportunidad de cargar.

Para ese Viernes Santo, mi prima no andaba de negro, sin embargo me acompaño; y así, cargué mi turno y al terminar veo la cara de mi prima, ¡estaba feliz! al acercarme me contó que una amiga de su mamá le había regalado un turno. Dios siempre nos bendice, le recordé; el turno de ella era de los últimos, por lo que nos fuimos a su casa, se cambió y emocionada mente cargó.

En la noche de este Viernes bendito, era mi turno nuevamente de cargar, me tocaba en el calvario. Recuerdo que un día antes fuimos a ver los 7 sagrarios  y cuando llegamos a el Calvario nos ofrecieron turnos; mi prima la verdad estaba muy entusiasmada, sin saber lo que le pasaría un día después, por lo que quiso cargar en el Calvario, pues me confesaba que nunca había visto una procesión de Viernes Santo en horas de la tarde.

Para poder comprar el turno, teníamos que regresar a su casa a pedir dinero, pero cuando mi prima intentó hacerlo, no le dieron el dinero, además habían problemas en la casa. Ella triste se puso a llorar, porque quería cargar a la Virgen. Pero la confianza nunca nos abandonó, fuimos igual a la procesión; mi prima la verdad iba con mucha devoción.

Al terminar un turno de San Juan que nos habíamos ofrecido a cargar, un joven de la Hermandad nos ofreció la oportunidad de cargar, mi prima de verdad estaba entusiasmada, y le volví a recordar «ya ves, Dios como es con quienes entregan todo por amor»; ella me respondió: si, hoy me di cuenta de que Diosito me da mucho, y con cargar le agradezco un poco de todo lo que me bendice».

Mi prima por fin cargó, me dijo que nunca pensó que cargar en La Merced iba a ayudarla a pensar lo mucho que está agradecida con Dios. Quizá no consiguió una cartulina, pero Dios le regaló el turno para que llevara en hombros a esta hermosa Imagen de la Dolorosa Mercedaria; ese día terminó cargando 2 veces a la Virgen.

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