Muchos hemos visitado y venerado al milagroso Cristo Negro de Esquipulas; infinidad de placas de agradecimiento encontramos camino a su veneración. Esta anécdota no tiene una placa en la basílica, pero si un recuerdo en el corazón de quienes acompañaron y vivieron tal suceso.
Hace más de 30 años; entre 1,983 y 1,984 algunos atletas de un centro escolar se dirigían a la cabecera departamental a participar en la premiación a los atletas destacados en diferentes disciplinas. Un accidente de tránsito cambió todo lo que se tenía programado. Uno de los deportista, hermano de quien nos comparte la historia quedó gravemente herido en una condición crítica. «Según lo que papá y mamá contaban, el panorama estaba totalmente en contra. A mi hermano le daban pocas horas de vida». Fue trasladado de urgencia a la capital salvadoreña para ser tratado y mi papá me contó: «Ibamos en la ambulancia y el motorista se bajo a medio camino para comprar cocos mientras mi hijo casi se moría».
Las oraciones de un padre o una madre por un hijo, de un hermano por su hermano o de los hijos por sus padres; son oraciones poderosas. No sé que habló en oración papá con Jesús; pero lo que si sucedió, es el milagro de concederle mas vida a ese pequeño que se debatía entre la vida y la muerte. Un milagro a través de El Milagroso Cristo Negro.
¿Como pagarte ese milagro? Papá ofreció un sacrificio físico por la sanidad de su hijo. Para mí, un invaluable agradecimiento a Jesús. «Caminar desde la puerta de la casa, hasta Esquipulas donde se encuentra el la imagen del Cristo Negro». Fueron tres días los que tardó en recorrer desde una ciudad del occidente salvadoreño hasta La Basílica de Esquipulas en Guatemala. La primera noche la pasó en Texistepeque, y quien fungía como alcalde de ese lugar, al saber el motivo de la penitencia habilitó la casa comunal del lugar para que ahí pudiera descansar. Nos contaba papá «El día que llegué a La Basílica fue especial; justo al momento que me paré frente a las gradas y emprendía mi camino hacia la entrada, las campanas empezaron a sonar y sabía que había cumplido con la promesa que hecho».
No se exactamente cuantos kilómetros hay entre Juayúa y Esquipulas; pero lo que si se, es que esta historia es un recuerdo que perdurará en mi memoria y que siempre recordaré a ese papá como un verdadero héroe. No se que sería capaz yo de hacer por mis hijos; pero ésto es lo que hizo papá por mi hermano.