(texto original de ‘Devoto de la Virgen de Soledad de la Recolección «Reina de la Humanidad»)
Desde que yo era muy pequeño (un niño de 3 a 7 años) recuerdo que todos lo Viernes Santos, cuando salíamos con mi familia a ver las ultimas procesiones de semana santa yo decía » Vamos a ir a ver a la Virgen de la Coronona Grandota» (típico de mi parte) pero pues recuerdo que siempre íbamos a ver la procesión del Santo entierro de la recolección al turno que a mi prima le tocaba cargar.
Era el año de 2005 cuando empecé acompañar a mi prima a todas las procesiones de cuaresma y semana santa, claro como yo era muy pequeño cuando a ella le tocaba cargar siempre la agarraba de la falta u orquilla y siempre vestido con la túnica correspondiente del día y fue ahí donde mi devoción a María Santísima, la Virgen de Soledad de la Recolección empezó; mientras ella cargaba su turno yo veía a lo alto, la mirada de dolor o Soledad de María.
Desde muy niño siempre me ha dado un sentimiento que a veces ni yo puedo explicar al ver una imagen de María Santísima en su dolor o soledad, cabe recalcar que mi primera devoción no fue hacia un nazareno, ni un sepultado sino que fue a la bella imagen de María Santísima de la Soledad ‘Reina de la Humanidad’.
Al pasar de los años seguí acompañando a mi prima a todas las procesiones, desde niño empecé mi caminar en las procesiones en los pasitos de la recolección.
Siempre mi vida de devoto cargador estuvo y esta ligada a las Imágenes de Pasión de la Recolección, pero algo especial pasaba en mi cada, segundo Domingo de Cuaresma, Viernes Santo y Sábado de Gloria Cuando la miraba en su Solemne Cortejo Procesional, y mi devoción a ella crecía y crecía cada vez más.
Pero el titulo de mi anécdota comienza aquí, Yo inicie una amistad con una persona en el 2012, fue un 10 de enero de ese año, yo siempre para cualquier acontecimiento o cosa importante le pido a mi Reina de la Humanidad por eso, y lo pongo en sus manos, inicié una relación de mejores amigos con esta persona, claro para mi era muy importante que esta relación estuviera en las manos de ella, pues era una persona que yo llegué a querer mucho.
Como toda amistad, hay problemas pero se puede sobrellevar; aunque este no era mi caso, comenzaron muchos problemas por lo que tomamos la decisión de que distanciarnos; nos estábamos haciendo demasiado daño; en fin eso pasó en Cuaresma de 2013, por lo que un 17 de febrero, cuando ese primer domingo de Cuaresmas Jesús del Consuelo salió con la alegoría «No hay amor más Grande que el que da la vida por sus amigos».
Al iniciar nuestra amistad, compartimos un dije de la Estrella de David partida a la mitad, y como todo comenzó en manos de María Santísima entonces que termine también en sus manos; nunca pensé que esta expresión fuera tan literal.
Tuve la oportunidad de tener buena comunicación con la Presidenta de la Hermandad de Dolores y se me ocurrió pedirle que si se podía, que mi Virgen de Soledad «llevara en su mano derecha la mitad de mi dije», por supuesto que era algo casi imposible pero para Dios no hay nada imposible.
Así, esta persona me iría a conceder mi petición, pero la Virgen me tenía algo más especial; la Presidenta me invitó a llegar el Miércoles Santo a la Recolección, yo no sabia que a las Imágenes del Viernes Santo las dejan arregladas el Miércoles Santo.
Llegué al salón de la hermandad, y empezamos a caminar hacia la Iglesia, entramos a la sacristía, y mi sorpresa fue ver a mi Reina de la Humanidad, mientras esto sucedía el Padre guardaba al Santísimo Sacramento; un momento muy especial; luego vero que la Presidenta le pide al Padre que bendijera mi Dije. Nos acercamos más a donde estaba mi Madre, yo sentía que el corazón se me salía, el Corazón se me aceleró y estaba nervioso.
La Presidenta puso en mi mano la cadena y me dijo: «Ve, pon tu mano en la muñeca de la Virgen» y la puse sosteniendo la cadena mientras ella se la ponía ¡fue algo realmente bello! en un instante, me dejaron a solas con ella, como la canción de la hermana Glenda «A solas con Maria«, estuve un momento admirando la imagen.
Sé que por ser una imagen consagrada, no cualquiera la puede tocar, pero a mi me dieron el privilegio de tocarle sus manos y sus pies; no soy digno de hacerlo y con toda humildad se los cuento.
Había pasado ya la época de Semana Santa, cuando fui a ver a la Virgen de Soledad como lo hago todos los viernes, ya estaba en su Camarín y todavía tenia mi cadena puesta.
Todos somos hijos privilegiados del mismo Padre y por supuesto, de la misma Madre. No sabes lo hermoso que es cuando te encomiendas a la manos de María. ¡Cuenta tu anécdota!