Anécdota de: José Valenzuela.
Todo sucedió aquel Quinto Domingo de Cuaresma del año 2014 con Jesús de San Bartolo, a mi me correspondía el turno 17, brazo 19 y pues dentro de mi emoción que iba a cumplir otro año mas de cargar a la C.I. de Jesús de la Caída, pero confundí mi turno por el brazo por lo que perdí mi turno, durante todo el recorrido pues yo triste por haber perdido la oportunidad de cargar ya que sabía que por la gran demanda de cucuruchos que tiene Jesús de la Caída mi turno ya no iba a tener segunda vuelta.
Luego de haber caminado junto a Jesús de la Caída durante varias horas pues nos dirigimos con mis padres a traer nuestro vehículo donde lo habíamos dejado para poder acercarlo un poco más al templo ya que nos quedamos hasta la entrada de Jesús y en el trayecto de llegar hacia el parqueo me fijé que adelante de mi persona iba una niña indígena de apoximadamente 8 años junto con su madre.
Pero la niña sufría de discapacidades y era que la niña arrastraba sus piecitos al caminar y le costaba hablar, yo me fui observándola durante un tiempo y le dije a mi señora madre «Mamá, ¿sera que la mamá de la niña se molestará si le ofrezco cargar a la nena? porque supongo que va hacia donde están los buses» y mi señora madre me respondió «Pues no se, podes preguntarle» y así lo hice, le pregunté a la señora y la señora agradecida me dio la oportunidad de cargar a su hija hacia el bus que iba para su hogar.
Al momento que yo le dije a la niña «Nena, te cargo» me volteó a ver con su rostro de dulzura y recordé aquel pasaje bíblico donde Jesús dice: «Dejen que los niños vengan a mi, porque de ellos es el reino de los cielos», al yo tenerla entre mis brazos me puse a platicar con ella y solo me sonreía y entonces entendí que Jesús de la Caída tenia para mí en ese Quinto Domingo: un turno especial y es que el servirle al prójimo es querer y amar a Dios.
Luego de llegar a donde estaba el bus la bajé de mis brazos y la señora amablemente me agradeció, pero lo que me impresionó fue que al momento de yo bajar a la niña, ella me volteó a ver y logró decirme «Gracias, Sr. Cucurucho» lo dijo tan entendible que le respondí «De nada nena, tu eres mi turno especial en este Quinto Domingo».
¡Este en verdad es un verdadero Cucurucho! Cuenta tu anécdota que has vivido en ésta hermosa época: