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Transmisión en vivo Misa en Catedral Metropolitana

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Si existen razones por las que no puedas asistir a la Santa Eucaristía, te compartimos la transmisión en vivo Misa en Catedral Metropolitana para que nunca dejes de escuchar el mensaje y la palabra del Santo Evangelio para enriquecer tu vida.

Prepara tu alma para recibir espiritualmente la Santa Comunión y nunca dejes de orar.

Te compartimos el enlace en Vivo desde la Santa Iglesia Catedral Metropolitana en la Ciudad de Guatemala.

Este es el canal oficial del Canal Arquidiocesano de Guatemala, el cual transmite la Santa Misa según los horarios programados en Catedral Metropolitana.

Puedes consultar los horarios de misa en la Santa Iglesia Catedral Metropolitana, en la fan page oficial en Facebook:

La Misa es un acto muy importante de nuestra Santa Religión, porque es la renovación y perpetuación del sacrificio de Cristo en la cruz, que lo hizo a favor nuestro. En la Misa se reactualiza el sacrificio que de su propia vida hizo Jesucristo a su Eterno Padre en el calvario, para que por sus méritos infinitos nos perdone a los hombres nuestros pecados, y así podamos entrar en el cielo. Por eso la Misa es el acto más grande, más sublime y más santo que se celebra cada día en la Tierra. A este respecto, decía San Bernardo: «el que oye devotamente una Misa en gracia de Dios merece más que si diera de limosna todos sus bienes».

El Sacramento de la Eucaristía: es el Sacramento del Amor, en que Cristo Jesús nos ha dejado el memorial permanente de su entrega total por amor en la Cruz. En la Eucaristía, el mismo Señor se da como la comida que nos da la Vida y se queda permanentemente presente entre nosotros para que, en adoración, contemplemos su amor infinito.

Esta es nuestra fe católica de la que hacemos pública profesión y general ofrecimiento al mundo en la procesión de este día.

La Santa Misa es el centro de la vida de la Iglesia y de todo cristiano; es la fuente de la que se nutren y la cima hacia la que caminan. Sin la celebración eucarística no habría Iglesia; y sin la participación plena en ella, la vida de todo cristiano languidece, se apaga y muere.

En cada Eucaristía actualizamos el misterio Pascual: se hace actual la entrega total de Cristo hasta la muerte por amor hacia la humanidad para unir a Dios con los hombres y a los hombres entre sí. El Señor Jesús mismo nos invita a su mesa, nos sirve y, sobre todo, nos ofrece su amor: Él se nos ofrece y se nos da a sí mismo en comida para unirse con nosotros.

La comunión del Cuerpo de Cristo nos une con el Señor y, a la vez, crea comunión entre todos los que comulgamos su Cuerpo, de modo que formamos su Cuerpo, la Iglesia. La Eucaristía crea y recrea la comunión eclesial, de los cristianos, la nueva fraternidad que no admite distinción de personas ni conoce fronteras.

Por todo ello, la Eucaristía tiene unas exigencias concretas en el día a día, tanto para la comunidad eclesial como para los cristianos.

La Iglesia, cada comunidad eclesial y cada cristiano están llamados a ser fermento de unidad y testigos activos del amor de Cristo, que celebran y del que participan, para que llegue a todos, pues a todos está destinado. Y participando en la Misa se nos anima a ser caritativos y ayudar a todos, especialmente a los más necesitados, sin excluir a nadie porque así lo hizo Jesús.

Que sea una actividad buena en nuestros años de vida en la tierra participar habitualmente en la Misa, y acogiendo allí la Palabra de Dios, unidos a Él en la comunión, nos preparamos para la vida eterna en el cielo

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