Anécdota de: Ana Castillo.
Este es un anécdota que no me paso a mi directamente pero fui testiga de ello, mi hermano siempre sacaba cierto número de turno en la Merced, un año que no recuerdo cual fue, a mi hermano le dieron un turno muy bajo a lo que Él «estaba acostumbrado» todos los años.
Yo lo acompañé a recogerlo a la calle donde los repartían, que antes los daban el mismo Domingo de Ramos por la mañana, cuando sacó su turno y vio el número que le tocó se puso muy enojado, dijo de todo, nos salimos de la calle de entrega de turnos y regresamos a la casa que quedaba a tres cuadras.
Se quito la túnica muy molesto y dijo que no iba a ir a cargar, a medio día cuando el Jesús de la Merced de Antigua pasó en la esquina de la casa lo fue a ver sin túnica e incluso dijo que su decorado era feo y estaba mal diseñado.
En horas de la tarde sin ninguna razón, porque no había caminado ni salido de casa, le empezaron a doler los pies, cada vez más ¡hasta se le hincharon! tanto que no podía ponerse zapatos porque no le entraban; ese día ya no pudo salir a ver la procesión, estuvo así los días posteriores de Semana Santa. Afortunadamente que no fue a la universidad esa semana, y estuvo curándose con lienzos y tomando pastillas; de verdad era como un dolor de cansancio como si hubiese caminado mucho.
Él mismo se llamó a la reflexión y empezó a arrepentirse por su actitud y dijo que el viernes Santo si Jesús se lo permitía iba a ir a cargar la procesión de Jesús de la Merced; así pues llegó el viernes Santo y ya estaba un poco mejor, ya se logró poner zapatos y así con los pies adoloridos fue a cargarlo.
En la tarde casi no pudo ver los Santos Entierros porque aun le dolía mucho por el cansancio de la mañana; no podía estar mucho tiempo de pie, ese fin de semana de Sábado Santo y Domingo de Resurrección se recuperó y se le quitó el dolor así como le inició ¡Ya el lunes estaba como si nada le hubiera pasado!, son cosas que suceden y que nos hace pensar que no es casualidad.
¿Qué te ha sucedido a ti? estos testimonios realmente fortalecen nuestra devoción. Cuéntanos tu anécdota para publicarla.