El Viernes Santo 1 de abril de 1988, la procesión del Santo Entierro del Calvario se desarrolló de manera sumamente tradicional.
Las Hermandades presentaron sendos decorados elaborados bajo el estilo característico del Templo del Calvario pletórico de sobriedad y bajo una justa medida de volúmenes y dimensiones.
Al frente del anda de la Reina de la Paz, una sencilla baranda con modestos detalles dorados sostenía pequeños quinqués ámbar iluminados con luz eléctrica.
Al centro fue situada la Santísima Virgen revestida con el tradicional Manto “De Azucenas”, que no fue sino hasta el Viernes Santo 2014 que volvió a lucirlo en una procesión del Santo Entierro.
En la parte final del mueble, fue colocado un templete de cuatro columnas decorado con una sencilla greca dorada. La estética del Calvario le otorgaba un sentido de gran elegancia, casi minimalista pero que permitía apreciar sin mayores obstáculos o distracciones las imágenes de devoción.
A casi tres décadas, es imposible no hacer un juicio de valor de la situación actual de la estética de la procesión del Santo Entierro del Calvario, deseando que en el corto plazo sea presentada una propuesta artística de gran calidad y ejecución, propicia para uno de los más grandes días anuales, pletóricos de fervor y devoción en el país.