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¡Se robaron la aureola de Jesús!… En 1961

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Fotografía: Bresner Morales

 

Don Pluvio Cifuentes, es un hombre humilde y trabajador, que vive con sus familiares sobre la 10ma calle de la zona 3 de Quetzaltenango. Un hombre que puede decir que ha pertenecido a todas las grandes hermandades de Xela y ha sido directivo de muchas de estas, entre las que podemos mencionar: San Nicolás, San juan de Dios y El Calvario. En el año de 1959, “Don Pluvito” como le dicen cariñosamente sus vecinos, amigos y familiares fue directivo de la Hermandad de la C.I. de Jesús Nazareno de San Juan de Dios hasta el año de 1961. Su anécdota nos ha tocado el corazón y es que no cabe duda que la justicia llega a su momento y mucho más cuando es divina. Como lo dice el título: “¡Se han robado la aureola de Jesús!”, puesto que entorno a ese asunto gira la historia que tendremos para contarte, tal y como Don Pluvito nos conto:

“Fui directivo entre 1959 y 1961. Tuvimos un grave problema cuando Don Aniceto Pisquiy fue presidente de la Hermandad. Unos días antes de la semana santa de 1961, estábamos dentro del templo con la junta directiva y el sacristán, al momento de salir no nos percatamos que un individuo se quedó dentro de la iglesia.

Antiguamente, Jesús Nazareno no estaba en el altar mayor, sino que estaba en un escaparate de madera frente a su Dolorosa pues antes no existía el espacio que hoy en la pared existe y donde colocan al Sagrado Corazón de Jesús.

En fin, el individuo subió al escaparate, rompió el cristal y se robó la aureola de Jesús Nazareno, su resplandor como le dicen también. Dicha aureola era la original, con la que Jesús Nazareno vino a Xela. Fue entonces cuando el presidente llego a mi casa y me dijo lo que el sacristán le había mandado a decir: ¡Se han robado la aureola de Jesús!, por lo que fuimos rápidamente a la iglesia y confirmamos el robo de la misma con una tristeza enorme. Pensamos que el ladrón salió por la puerta que da al hospital, por donde pasaban a los enfermos. En ese entonces fuimos con el presidente de joyería en joyería a ver si el individuo que había robado la aureola no había llegado a ofrecerla para vender, colocamos una denuncia y se tenía una orden de captura a quien llegara a vender en cualquier lugar la aureola de Jesús.

Con el tiempo, la justicia y sobre todo divina, le llego a este sujeto, quien era de apellido Domínguez. El mismo fue a una de las joyerías, pero llevaba la aureola cortada en partes para venderla, las personas de la joyería notificaron a la policía, lo aprendieron y metieron preso. ¡Recuperamos la aureola, pero por partes!, lo cual la hacía inservible, pues estaba en cuatro o seis pedazos.

Una vez, el ladrón estuvo en la cárcel, tardo muchos años allí, ya no pudo salir de la misma puesto que dentro de la misma se enfermó gravemente. Luego de recuperarse de la enfermedad, llego un cuervo a su celda y le fue a picar los ojos, dejándolo ciego hasta el día de su muerte. Nosotros como junta directiva no presentamos cargos por ser una asociación católica.

Tuvimos que trabajar de nuevo a base de rifas, donaciones y comedores para mandar a elaborar una nueva aureola pues el viernes santo se acercaba. Una vez juntado el dinero, le pedimos a don Rafael Caballeros, quien era joyero, que elaborara la nueva aureola, pidiendo que tuviera las iniciales de JHS y él nos presentó varios diseños y concordamos en el diseño actual. Esta misma esta bañado en oro pues así lo requerimos al joyero. En fin, luchamos por la actual aureola de Jesús Nazareno y gracias a Dios se estrenó en el viernes santo de 1961.”

Esta es una de las muchas anécdotas que muchos quetzaltecos poseen con Jesús Nazareno, pero decidimos contarla pues como moraleja nos indica que nada queda sin pagar en lo que a justicia se refiere y que a pesar de las dificultades y la tristeza, Jesús siempre nos tendera una mano para lo que parezca perdido.

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Estreno de la nueva aureola, viernes santo 1961 Fotografía: Pluvio Cifuentes