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San Francisco de Paula: una devoción muy guatemalteca totalmente olvidada

El Santo calabrés marcó la vida devocional de la Guatemala colonial y del siglo XIX, aquí su breve biografía y luego nos remitiremos a algunas noticias de su culto en Guatemala:

“Nació en un pueblecito llamado Paula, en Italia, en 1416. Cuando tenía unos pocos años se enfermó gravemente de los ojos. Se encomendó junto con sus padres a San Francisco y este santo le obtuvo de Dios la curación. En acción de gracias se fue a los 14 años en peregrinación a Asís, y allá recibió la inspiración de convertirse en ermitaño, dedicado a rezar y a hacer penitencia.

San Francisco de Paula, devoción particular, originalmente perteneciente al Ingeniero don Francisco Mejicanos y a su señora esposa doña Dolores Ortega de Mejicanos. (Fotografía José Campollo)
San Francisco de Paula, devoción particular, originalmente perteneciente al Ingeniero don Francisco Mejicanos y a su señora esposa doña Dolores Ortega de Mejicanos. (Fotografía José Campollo)

Se retiró a la montaña, y ahí permaneció durante cinco años, rezando, meditando y alimentándose solamente de agua y de hierbas silvestres y durmiendo sobre el duro suelo, teniendo por almohada una piedra. Pronto, varios hombres siguieron su ejemplo. Francisco tuvo que fundar varias casas para sus religiosos y, en todos sus conventos puso una consigna o ley que había que cumplir siempre. Decía así: «Cuaresma perpetua». Esto quiere decir que en la alimentación se debían hacer las mortificaciones que antiguamente se hacían en cuaresma con el fin de fortificar la voluntad.
Miles de hombres decidieron abandonar la vida pecaminosa del mundo e irse a la Comunidad religiosa fundada por San Francisco de Paula. Así como San Francisco de Asís les había puesto a sus religiosos el nombre de «hermanos menores», San Francisco de Paula les puso a los que pertenecían a su comunidad el nombre de «hermanos Mínimos». El Divino Espíritu le concedió a San Francisco de Paula el don de hacer milagros, de hacer curaciones, y el don de profecía.

San Francisco de Paula, Parroquial de Candelaria, Nueva Guatemala. (Fotografía José Campollo)
San Francisco de Paula, Parroquial de Candelaria, Nueva Guatemala. (Fotografía José Campollo)

El Papa Pablo VI dijo en 1977 que San Francisco de Paula es un verdadero modelo para los que tienen que llamarles la atención a los gobernantes que abusan de su poder y que malgastan en gastos innecesarios el dinero que deberían emplear en favor de los pobres. Por muchos años nuestro santo recorrió ciudades y pueblos llevando los mensajes de Dios a las gentes. Y en aquellos tiempos (como ahora) había alcaldes, gobernadores, ministros y hasta jefes de Estado que abusaban de su poder y gastaban los dineros públicos para enriquecerse o para hacer gastos inútiles y conseguir lujos, en vez de socorrer a los necesitados. A ellos les iba recordando San Francisco que a cada uno le dirá Cristo en el día del juicio aquellas palabras que dijo en el Evangelio: «Dame cuenta de tu administración».

San Francisco de Paula, Pintura de la Casa la Cultura de Mixco. (Fotografía Osberto Gómez)
San Francisco de Paula, Pintura de la Casa la Cultura de Mixco. (Fotografía Osberto Gómez)

También les recordaba esta frase del Apocalipsis: «He aquí que tengo y traigo conmigo mi salario. Y le daré a cada uno según hayan sido sus obras». Todo esto hacía pensar muy seriamente a muchos gobernantes y los llevaba a corregir los modos equivocados de proceder que habían tenido en el pasado.

El santo logró convertir a Luis XI antes de su muerte. Este quedó tan agradecido que nombró a Francisco de Paula como director espiritual de su hijo, el futuro Carlos VIII, rey de Francia.

Murió el Santo, 2 de abril de 1507. El pueblo empezó inmediatamente a proclamarlo como santo y los milagros empezaron a sucederse.
Doce años después de su muerte, fue proclamado santo por el Sumo Pontífice León X, en 1519.

San Francisco de Paula en éxtasis, Siglo XVIII, magnífica escultura, copia de la existente en el Vaticano, bajo el techo de la Basílica de San Pedro, atribuida esta talla guatemalteca de Juan de Chávez. (fotografía de la página de la Catedral de Guatemala)
San Francisco de Paula en éxtasis, Siglo XVIII, magnífica escultura, copia de la existente en el Vaticano, bajo el techo de la Basílica de San Pedro, atribuida esta talla guatemalteca de Juan de Chávez. (fotografía de la página de la Catedral de Guatemala)

Como podemos leer, su vida, llena de fe, austeridades, obediencia y penitencias tremendas, hizo que su patrocinio y protección se extendiera contra varios males.

CULTO DE SAN FRANCISCO DE PAULA EN GUATEMALA:

Al ser un santo europeo, canonizado pocos años antes de la conquista de Guatemala, su culto, aunque no tan temprano inició con la venida de los Españoles y el comercio de bienes y mercaderías de España y sus provincias, además de las devociones que con cada barco que arribaba del viejo mundo, venían una a una, junto a bulas, concesiones, disposiciones, nuevas autoridades eclesiásticas y alguno que otro bien para los distintos conventos e iglesias.

San Francisco de Paula, imagen doméstica de devoción particular, copia del modelo de la Catedral de Guatemala. (Fotografía Miguel Fabricio Morales)
San Francisco de Paula, imagen doméstica de devoción particular, copia del modelo de la Catedral de Guatemala. (Fotografía Miguel Fabricio Morales)

Pero el culto de San Francisco de Paula en Guatemala se vio aumentado cuando un miembro de su orden religiosa pasó a ser el XXV Obispo y I Arzobispo de la Diócesis y posteriormente Arquidiócesis de Santiago de Guatemala, el señor don Pedro Pardo de Figueroa, natural del Perú, se consagró en México viniendo de España, habiendo sido primeramente capellán del Virrey de Nueva España y Chantre de la Catedral de la Puebla de los Ángeles.

El Cronista presbítero Domingo Juarros y el anónimo escritor del libro manuscrito de ceremonias de la Catedral de Santiago de Guatemala, indican que era hombre sabio y gobernó su Diócesis y posterior Arquidiócesis “con grandísima prudencia, acierto y grandes prendas que le ilustran”, añadiendo que decoró su magnífica Catedral Metropolitana con famosas pinturas, elegantes imágenes y magníficos altares, entre las que se cuentan la de su patriarca San Francisco de Paula, que subsiste hasta hoy en día en la Catedral Metropolitana de Santiago de Guatemala, ubicada en la Nueva Guatemala de la Asunción; la devoción creció en tal forma que otras iglesias tanto sedes conventuales, hospitales, parroquias y ermitas adquirieron relevancia en Santiago de Guatemala, tales como el Hospital de Belén, donde existía una capilla dedicada al Santo Patriarca San Francisco de Paula, la ermita de Nuestra Señora de los Dolores del Manchén, la Parroquia de Nuestra Señora de Candelaria y otras existentes a lo largo y ancho del antiguo Reino de Guatemala, que lamentablemente nos irá siendo difícil identificar actualmente, porque al morir la devoción las imágenes de San Francisco de Paula se han transformado en otras devociones, advocaciones o imágenes de utilería.

San Francisco de Paula, pintura, devoción particular del profesor Miguel Fabricio Morales, quien con su autorización se publica dicha devoción particular.
San Francisco de Paula, pintura, devoción particular del profesor Miguel Fabricio Morales, quien con su autorización se publica dicha devoción particular.

Pero en la época colonial y siglo XIX no fue así, siendo estas celebraciones devotas, suntuosas y solemnes, queda constancia escrita de la misma en la novena de Santiago Apóstol el Mayor, patrón titular de Guatemala, del presbítero don Alberto Rubio y Piloña (rector del Colegio de Infantes, último propietario en el siglo XIX del importante libro manuscrito de Ceremonias de Santiago de Guatemala), confeccionada en julio de 1,902, apunta lo siguiente:

No se piense que con esto queremos hacer un cargo injustificable. Basta observar ligeramente y con la menor atención, todas las otras devociones, que acostumbramos dichosamente sostener y cultivar en nuestras almas y en nuestro suelo, para convencernos de que mientras ellas, como las del Sagrado Corazón de Jesús, de la Santísima Virgen con diversas advocaciones, el Santo Patriarca Señor San José, de San Francisco de Paula, de San Antonio y otros que nuestros mayores nos dejaron universalmente se conservan, con tanta generosidad, abnegación y entusiasmo, celebrándose en su honor y en su vista, suntuosas fiestas y alegres novenarios, haciendo grandes y numerosas comuniones, practicando visitas a los pobres y establecimientos de beneficencia, prodigando limosnas y otras obras de caridad…”
San Francisco de Paula, escultura que hoy visten de San Pedro Apóstol, San José Catedral, Antigua Guatemala. (Fotografía de Sergio J. Farfán)
San Francisco de Paula, escultura que hoy visten de San Pedro Apóstol, San José Catedral, Antigua Guatemala. (Fotografía de Sergio J. Farfán)

Aparte de la novena practicada en la Catedral de Guatemala, hasta inicios del siglo XX, también se tiene la devoción de la “trecena” (trece viernes de San Francisco de Paula) a semejanza de la devoción también fuerte y vigente en nuestros días de San Antonio de Padua que son trece martes y la devoción del día dos de cada mes en honor a San Francisco de Paula, todas devociones practicadas por el pueblo devoto guatemalteco e impresas en la reconocida y recordada imprenta de “Sánchez y de Guise”, la trecena impresa en 1,927 y la novena de 1,912.

El último tiraje de novenas y trecenas, a cargo de la Catedral de Guatemala, sede tradicional del culto a San Francisco de Paula, se realizó en el año de 1,985, por su asociación de San Francisco de Paula de la Catedral, hoy extinta al parecer.

Devociones antiguas impresas de San Francisco de Paula, propiedad del Profesor Miguel Fabricio Morales a quien agradezco la facilitación para el presente artículo.
Devociones antiguas impresas de San Francisco de Paula, propiedad del Profesor Miguel Fabricio Morales a quien agradezco la facilitación para el presente artículo.

Dentro de sus representaciones en Guatemala, se le ve con hábito de su orden de los Mínimos de San Francisco de Paula, algunas veces con cordón franciscano, ya que perteneció a la Tercera Orden Franciscana, de San Francisco de Asís y con cincho, propio de la Orden de los Mínimos por él fundada.

Cabe destacar al final de estas líneas que en devociones particulares existen preciosas imágenes antiguas de este Santo, evidencia de que el fervor religioso hizo que de los templos, esta devoción fuera trasladada al interior de cada hogar y fuera este santo milagroso invocado para tiempos de gran necesidad, sobre todo para la salud física.